“Ahatay. El demonio blanco” es un docuficción sobre violaciones grupales

La productora audiovisual y licenciada en Comunicación, con perspectiva de género, Maru Rocha Alfaro detalló que la docuficción “Ahatay. El demonio blanco” consta de 4 capítulos de 26 minutos cada uno y que se transmitirá en medios públicos. Por otra parte, explicó las discusiones que existen en torno al término “chineo”.

DE BUENA FUENTE 01 de octubre de 2022 El Expreso de Salta
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La productora audiovisual y licenciada en Comunicación, con perspectiva de género, Maru Rocha Alfaro, estuvo en el programa De Buena Fuente y se refirió a la serie documental “Ahatay. El Demonio Blanco”.

“Este año pudimos realizar la filmación, ya que ganamos concursos para filmarlos y nos dieron el financiamiento. Es una serie documental de cuatro capítulos con 26 minutos cada uno”, expresó la productora. Al respecto, destacó que será una producción que se transmitirá por medios públicos del país, como la TV Pública o Canal Encuentro.

Rocha Alfaro remarcó el trabajo del director de la serie, Mariano Rosa, “tiene una mirada interesante respecto a las temáticas sociales sino porque tiene un trayecto realizado desde lo ficcional”, afirmó. Además, detalló el trabajo investigativo que implicó la producción, como así también la tarea de “bajar el lenguaje complejo para que se entienda”.

“La idea es sensibilizar a la gente. Una temática con algo de ficción engancha para hacer pensar y reflexionar”, aseguró la productora. 

Con respecto al nombre de la producción, la comunicadora explicó que “Ahatay” quiere decir criollo en wichí, haciendo referencia a la práctica del “chineo”, palabra utilizada en el interior de las comunidades y zonas rurales del norte del país. 

Sobre el término “chineo”, la comunicadora explicó que el mismo aun se encuentra en disputa en el feminismo, ya que organizaciones y referentes como lo fue Octorina Zamora, sostienen que es una violación grupal, “y al delito hay que llamarlo por su nombre”. Por otro lado, el Movimiento de Mujeres Indígenas por el Buen Vivir, sí utilizan la palabra ya que consideran que “hay que mencionar la práctica con el nombre, para que las mujeres puedan decirlo”, sentenció. En este sentido, Rocha Alfaro analizó que “el objetivo es dar visibilidad a la temática y a una problemática tan naturalizada que es gravísima”.

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