Juventud festejó sus 108 años de vida entre una asamblea que se confirma y luego se impugna.

Como cada año, la llegada del día 12 de enero no deja de ser especial para los hinchas de Juventud Antoniana, diseminados a lo largo y ancho de la provincia y también en otras partes del país y el mundo. Sin embargo cada año el festejo se encuentra inmerso ya sea en una crisis deportiva o institucional- Este año no fue la excepción. La llegada del cumpleaños número 108 llegó y fue festejada por los hinchas que se movilizaron al estadio santo luego del  gran fracaso deportivo en el Federal,  e inmerso en una incertidumbre total, ya que sigue sin confirmarse la fecha de las elecciones. Es cierto, se habían confirmado las elecciones para el miércoles 31 de enero. Lo dijo el presidente Javier Russo en nuestro portal. Pero como ocurre siempre apareció una nueva impugnación presentada por el doctor Horacio Mdalel, y entonces las ilusiones de ver lejos del club a la actual dirigencia deben esperar.

Lamentablemente la crisis, el desorden, el manejo que despierta sospechas sigue. Una muestra de que quienes conducen a Juventud Antoniana desde hace aproximadamente una década, no aprenden, ni quieren aprender, que lo más importante son los intereses del club y no los personales, ya que todo indica que no le pusieron realmente lo mejor de sí para realizar una campaña mínimamente cercana a lo que significa la historia antoniana. Tampoco aprendieron en estos años a dejar de lado sus constantes enfrentamientos. A eso se le debe sumar que son varios los directivos que en estos diez años, no se haya manejado con cierto grado de egocentrismo, quedando el club, por este motivo, en manos de unos cuantos.

Lejos quedaron aquellos festejos con participación de hinchas y directivos, alguna cena o reunión en el club y hasta una caravana hasta la Iglesia San Francisco para pedir por  la vida institucional y deportiva de Juventud. Tan lejos quedó todo que más que festejar campeonatos, los hinchas deben respirar aliviados cuando el equipo logra ganar un desempate para no descender. Pasó en el 2014, en el  2019 y hace un par de meses en Santiago. Tres desempates en diez años. Algo que más allá de ser una cuestión futbolística, tiene su origen en las pobres conducciones dirigenciales.

En fin, ojalá el cumpleaños 109 sea diferente. Y sobre todo con un Juventud Antoniana que sepa parar la pelota y que defina bien adonde quiere ir, porque está claro que con los últimos presidentes se elige el camino equivocado.