Al gobierno le estallan el dólar y el gabinete

Si el Canciller renuncia protestando porque “no quiere ser manejado por un pendejo” y si el ministro de Justicia había arreglado que presentaba su renuncia el lunes siguiente a los comicios, pero se filtra la noticia a cuatro días de las elecciones, mientras el gobierno todavía está explicando el portazo del ministro de Relaciones Exteriores, ¿qué hace creer que el 56% del electorado del balotaje , va a volver a elegir un gobierno que se está desmembrando con el dólar estallado y en el que sus grandes aliados, como Donald Trump y Mauricio Macri, le advierten que la ayuda económica de EE.UU. se terminará si pierde?

OPINIÓN24 de octubre de 2025 Carlos A. Torino (*)
Milei cerró en Rosario de Santa Fe

En esta tónica de interrogantes, ¿qué permite creer a La Nación cuando uno de los periodistas liberales más respetado, como Carlos Pagni, se encolumna detrás de su tanqueta para inferir que en la provincia de Buenos Aires, La Libertad Avanza va a achicar más de la mitad de los 16 puntos que les sacó Fuerza Patria y cuando en esta ocasión los electores se encontrarán con la cara de Espert, el renunciante cabeza de la lista libertaria porque se lo vinculó con el financiamiento del narcotráfico  y ni el propio presidente cerró la campaña en el distrito que define la elección? Y más aún: ¿qué le hace creer a las encuestadoras que pronostican un posible empate a nivel nacional e incluso una diferencia a favor del mileísmo, cuando en las dos provincias con mayor cantidad de electores, como Córdoba y Santa Fe; su lista pelea el segundo lugar porque en ambos distritos, los oficialismos son potentes pero tienen competidoras no libertarias que miden ascendentemente?

Milei dice que va por la épica en provincia de Buenos Aires y ejemplificó con la recuperación de votos de Macri en la presidencial que perdió con Alberto Fernández. Pero los libertarios pasan por alto algunos detalles que son esenciales para comprender esa campaña. El macrismo produjo aquel hecho porque tenía militancia, votantes, territorio y alianzas políticas firmes e institucionalizadas. 

Distinto a los militantes libertarios que ni siquiera pudieron hacer una campaña rutinaria porque tuvieron que cargar el costo de las denuncias contra su principal candidato a diputado, como José Luis Espert. Sintieron el rechazo en las ciudades bonaerenses al momento de colocar  las mesas con volantes. Además de lo de Espert, se le sumó la sospecha del 3% que cobró la hermana presidencial, como retorno por las licitaciones para los discapacitados. Fueron dos lastres que los persiguió toda la campaña. 

Pero lo vital para ganar elecciones no lo tiene LLA: territorio. No ganó ninguna intendencia y ninguna gobernación en el país. Es una fuerza política que recibió ayuda del PRO para ganar y no le devolvió la gentileza de la misma forma. Se comportaron como un espacio interesado en la hegemonía, sin dar cuenta su escasa musculatura política e institucional y esquivarle a formar un gobierno de coalición. Eso lo pagó con creces en la provincia donde se libra la madre de las batallas.

Solamente los intereses que representa, son los que sostienen, a través del blindaje mediático, la narrativa para mostrar competitiva electoralmente a la fuerza política gubernamental: La Libertad Avanza. Solo así se puede comprender esa puja en la opinión pública para nivelar las listas libertarias con los oficialismos provinciales. Pero nadie, al parecer, reparó en que el oficialismo basó su campaña en denostar y maltratar a su oponente, el kirchnerismo. Un flagrante acto antidemocrático y sin respuestas de las fuerzas políticas y actores sociales que se dicen defensores de la libertad. Una desdichada propuesta que contiene la agresión y la violencia. No es casual, entonces, que el aire político sea contaminado por la violencia verbal  y física para seguir cavando la fosa de una grieta, que el mileísmo, en particular, y la derecha, en general; la necesitan irreparable.

Hay un interés manifiesto del poder local en que Javier Milei ya no gane, sino que pierda por poco o casi nada. A lo pírrico como tituló esta semana Clarín. Diversos analistas, hasta los más serios y críticos, se permiten abrir el paraguas ante las encuestas que marcan empate técnico en el conteo nacional. Recurren a esa cobertura porque de esa manera se permitirán contradecir mañana, lo que alentaba ayer. Todo por si entre las moscas aparece el temido “cisne negro” o sea, un evento inesperado, un suceso atípico.   

Se conoce que el concepto ya adoptado por la teoría política y económica, tiene su origen cuando una expedición holandesa por Australia, casi en 1700, descubrió cisnes negros. El “sentido común” había sostenido hasta ese momento de que los todos los cisnes eran blancos, basados en registros históricos. Se decía que un ave de otro color era imposible o, mejor dicha, inexistente. Desde ese descubrimiento, el término se transformó para referir que una imposibilidad percibida podía ser refutada.  

Viene a cuento rememorar porque el régimen libertario será medido en función del éxito prometido por Milei, cuando cargaba alegremente la motosierra. Pero hete aquí la cuestión central. El ajuste para la casta fue en realidad sobre el presupuesto estatal, jubilados y docentes incluidos; el lema “Todo dentro de la ley, nada fuera de ella”, duró hasta que decidió no enviar ni los fondos coparticipables ni  el financiamiento educativo ni el incentivo docente e incumplir en la promulgación de leyes ratificadas por el Congreso. Milei gobernó hasta ahora sin presupuesto aprobado y paralizó la obra pública, sin informar fidedignamente qué hizo con los contratos no cumplidos y cómo afrontó los costos de ese incumplimiento. Son los silencios que el blindaje le garantiza para que haga la tarea encomendada: instalar el neoliberalismo, garantizar los negocios de sus prestamistas y darle rentabilidad a sus inversores que sostuvieron la bicicleta financiera, el verdadero plan financiero del gobierno.  

La renuncia de dos ministros a cuatro días de las elecciones es un síntoma que en palacio de gobierno, las perspectivas no son buenas y la actualidad peor. Es más, el sentimiento derrotista lo expresó el propio Milei en una entrevista televisiva cuando adelantó que el domingo a la noche, con los resultados en manos, decidirá qué cambios hará para maquillar lo que no cambiará: su idea sobre la economía de un estado. El gobierno, también el mercado, está esperando el “cuánto” de las urnas para direccionar el nuevo gabinete, que ya viene con un problema de origen con sus internas irresueltas. El ahora ex ministro de Relaciones Exteriores, Gerardo Werthein, ante que nada es un hombre de negocios, se fue por su mala relación con Santiago Caputo pero, dicen, que dejó su lugar intempestivamente porque Milei no le cedió Telefé. 

Sus críticos lo responsabilizan por el papelón presidencial, que le habló a su par norteamericano sin que éste entendiera nada por la ausencia de un traductor. Pero hilan más fino: lo acusan de trabar el acuerdo arancelario porque tiene intereses con las patentes medicinales y extienden la impugnación porque “defiende intereses chinos” Pero más allá de todo, el ex canciller se fue molesto porque Caputo pasó por alto su ministerio y se encargó personalmente de contratar una agencia de lobby, de las más influyentes en Washington, para que Milei lograse sus encuentros humillantes con el partido republicano y estableciera los vínculos indispensables para salvar el plan financiero de Toto Caputo.

Por su parte, Mariano Cúneo Libaron decidió dejar la barca libertaria en el momento que emergió el poder de Santiago Caputo, otorgándole al número dos de la cartera, Sebastián Amerio, todas las decisiones centrales que pasaban por esa órbita. Libarona no quiso ser decorado y avisó que se iba en esta tanda con el ahora afamado cambio de gabinete, que aún no ocurrió. Pero al mediático abogado, la idea libertaria de fusionar a Justicia con Seguridad sin su concurso también lo fue alejando de LLA. Su paso por el poder Ejecutivo lo evalúo como de un constante desgaste y las internas sin fin.

El gobierno tiene un rosario de deudas con la sociedad. La podadora se ensañó con los jubilados, las universidades, los docentes y con las provincias fue un toma y daca, cuestión que ese blindaje ya no le escandalizó si la Banelco estuvo vigente. Pero Milei también dañó el aparato productivo. Las importaciones fueron un tiro de gracia para las pequeñas y medianas empresas, los créditos se hicieron un bien casi imposible porque el acceso al dinero se volvió caro. La inflación orilla el dos por ciento pero el poder adquisitivo de la población bajó. Persianas cerradas en las peatonales, galerías y paseos comerciales es una moneda común en el país. Su proyecto implicó detener la afluencia de turistas extranjeros, una fuente genuina de dólares. Hizo el milagro de dañar la industria del turismo, ergo: poblaciones enteras sin movilidad de bienes y servicios. 

Milei en sí mismo es una metáfora de un gobierno que se presta para el negocio del capital financiero. El botón de muestra es la reunión en el Teatro Colón con directivos del JPMorgan y financistas top. El lunes comienza otro partido y la devaluación es un horizonte cierto y real. Tanto como que millones de argentinos y argentinas están esperando el momento de ir a las urnas para ejercer el único derecho que puede parar esta pesadilla.

 

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