El crimen de Monges estaría vinculado a un faltante de marihuana que venía del norte
La jueza federal de Garantías N°2, Mariela Giménez aceptó la competencia de la causa por el homicidio de Darío Monges y dio por formalizada la imputación penal contra Roberto Catalino Bejarano y sus hijos David y Santiago. De la investigación se desprende que todos vendían droga y que un faltante habría sido el detonante para el crimen con tintes mafiosos.
El Fiscal Eduardo Villalba, pudo analizar los últimos movimientos de Darío Monges, antes de aparecer con cinco disparos en la cabeza en barrio Circulo I. En este sentido, destacó su constante visitas al taller de motos de los Bejarano, en inmediaciones de la avenida Constitución Nacional y Vicente López, en el barrio Vicente Solá.
Villalba sostuvo que, desde un inicio, la investigación partió de la base en la cual la víctima y los acusados compartían actividades en la tenencia y comercialización de estupefacientes, negocio del cual -según algunos mensajes que se pudieron obtener- surgieron ciertas diferencias, lo que aparece evidenciado de manera directa respecto a un “faltante” de marihuana, en un cargamento que, al parecer, provino del norte de la provincia.
A ello, agregó que la sospecha hacia los Bejarano creció aún más cuando, al ser consultados respecto al paradero de Monges, negaron haberlo visto días antes del deceso y hasta afirmaron que hacía dos meses que no sabían nada del mismo.
Para echar por tierra la coartada de los acusados, el fiscal expuso una serie de pruebas obtenidas en base a un prolijo trabajo de inteligencia y de campo, el que permitió, con cámaras de video cercana al taller, precisar que “minutos antes de ese fatídico viaje a barrio El Círculo, el 1 de septiembre pasado, Monges estuvo en el taller de los Bejarano”.
En base a ello, la fiscalía imputó a Bejarano y sus dos hijos el delito de homicidio agravado por ser cometido con alevosía y el uso de arma de fuego, en concurso real con el de “tenencia de estupefacientes con fines de comercialización”.
Como botón de muestra, recordó que, en los distintos allanamientos realizados en torno a este crimen, se logró secuestrar envoltorios con marihuana en la pieza de uno de los hijos de Bejarano, lo que evidencia que la droga era común denominador en la vida de los acusados, aunque dejó abierta la puerta a que las actividades estén ligadas también al tráfico de cocaína.
Dada la gravedad del caso, la fiscalía solicitó la prisión preventiva de los tres imputados, lo que fue fundado en el riesgo de fuga y de entorpecimiento de la investigación penal, como así también en el hecho de que la escala penal prevista para los delitos imputados, impiden avizorar una condena de ejecución condicional.
En De Buena Fuente, con Marcela Jesús, el abogado defensor Néstor Holvert Martínez, sostuvo que recién se formalizó la acusación en base a un conjunto de indicios que tiene el Ministerio Público Fiscal pero que no tiene un sustento probatorio solido. "Mi cliente, David Bejarano, indica que no tiene absolutamente nada que ver con Monges y agrega que su padre y hermano tampoco tenían prácticamente contacto con la víctima", afirmó.
Finalmente, el defensor se refirió a las cámaras de seguridad y señaló que son elementos de pruebas indubitados a comparación del testimonio de un ser humano. "Efectivamente el vehículo circuló por el lugar donde está el taller de los Bejarano y luego se dirige hasta barrio Circulo I. De todos modos, es algo que solo los acerca a la familia a este homicidio pero no los hace autores materiales del hecho. La lógica indica que todo el mundo sabe de la existencia de cámaras en la Cuidad por lo que es ingenuo salir del domicilio y no tener en cuenta que quedará todo registrado si se va a abandonar un cuerpo", aseveró.
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