CASO GASPAR CINCO: SU CONFIDENTE LO TERMINÓ DE ENTERRAR
La información aportada por una testigo de identidad reservada fue lapidaria para Franco Rodrigo Gaspar Cinco, acusado de matar a Alejandra Párraga y al hijo de la joven. Esta persona afirmó que el imputado estaba enamorado de su víctima pero que no soportaba y “odiaba” al hijo. Lo veía como un obstáculo y por eso planificó como eliminarlo. “Compró un polvo blanco y lo puso en la botella que tomó el niño”, aseveró la testigo.
Se trata de una tarotista que en seis meses se volvió una confidente para Gaspar Cinco. Se la había presentado la misma madre del imputado y ambos concurrían a la santería que tiene esta mujer. Con el tiempo, Franco fue ganando confianza y le contaba todo lo que le sucedía como si fuera una especie de psicóloga que le mostraba y decía lo que necesitaba.
“Me contó que había conocido al amor de su vida, que se sentía solo hasta que conoció a Alejandra pero el problema era que tenía un hijo. No lo podía manejar pese a que él también tiene un niño. Dijo que no lo aguantaba y lo odiaba, que quería que se quede a vivir con sus abuelos y llevarse a la chica a la casa de sus padres. Le recomendé que se aleje de esa relación”; explicó la testigo.
Luego, la mujer explico que Gaspar Cinco iba dos veces por semana a verla, generalmente cuando algo le afligía pero que en la semana anterior al hecho, la había visitado más de lo normal. “Estaba raro, me dijo que le dolía el pecho, lloraba mucho, no dormía ni comía pensando que debía hacer algo con respecto al niño”, aseveró. Ella le volvió a aconsejar que termine la relación porque no podía separar a la madre de su hijo y después no supo más de él.
El 5 de junio, cerca de las 16 horas, Franco llamó a su confidente y le dijo que el niño estaba enfermo y que no quería tomar el medicamento. Por ese motivo, él había llevado agua bendita y se la dio a la madre para que alivie su dolor. Sin embargo, las cosas no salieron como lo esperaba y fallecieron la madre y el hijo. Al día siguiente fue a ver a su amiga de confianza. Ella le dijo: ¿Qué hiciste Franco? El respondió: Fui a tal lugar a comprar un polvo blanco, creo que cianuro y lo puse en la botella de agua. ¿Qué sentís? Preguntó la mujer y Gaspar Cinco sostuvo: “Me preocupa mi trabajo y lo que pensará mi familia”.
Finalmente, la testigo reservada, expresó que ante la confesión de Franco, le pidió que dijera la verdad ante las autoridades pero no lo hizo y se fue al velorio de sus víctimas. Inmediatamente, ella se comunicó con la fiscalía y dijo lo que sabía ya que se trataba de un crimen sumamente terrorífico.
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