Tartagal defendió su institucionalidad

Pero la escena más impactante de la jornada no provino de los discursos, sino de los actos, del Profe. Mili Ramos, concejal de mayor edad, que se presentó a cumplir su deber institucional, convaleciente, físicamente frágil pero cívicamente inquebrantable.

Mientras tanto, los concejales electos de La Libertad Avanza con casi 60 años menos, en perfecto estado de salud y sin impedimento alguno optaron por retirarse del recinto, negarse a jurar y eludir la responsabilidad para la cual fueron votados.

La comparación expone una contradicción profunda, un hombre de edad avanzada, con problemas de salud, honró la institucionalidad, mientras que, jóvenes dirigentes que se autoproclaman “la nueva política” escaparon de ella.

En tiempos donde proliferan vedettes digitales e influencers de la política libertaria más preocupados por el impacto en redes que por el respeto a la ley, el gesto de Mili Ramos se erige como una muestra de civismo real. Un héroe institucional en tiempos de frivolidad política.

La Libertad Avanza decidió retirarse del recinto antes del acto de juramento, lo que constituye un error jurídico grave.

Tal como explicó en distintos medios el asesor del Concejo, Dr. Juan Martín Crossa, “la jura no es un acto protocolar; es un acto jurídico.

Si no juran, no pueden ejercer el cargo, ni ocupar sus bancas, y deben ser reemplazados por los suplentes”.

Su salida generó un vacío institucional inmediato, que no fue producto de un conflicto externo sino de su propia decisión política.

Tampoco solicitaron asesoramiento legal previo, lo que refuerza la percepción de improvisación y falta de responsabilidad.

Durante el desarrollo de la sesión, el intendente Franco Hernández Berni se hizo presente en el recinto y exhortó a los concejales libertarios a reconsiderar su actitud. Su mensaje fue categórico: "Esto no es un juego de chicos, es la institucionalidad de una ciudad importante como Tartagal. Respeten a quienes confiaron en ustedes y ayuden a gobernar.”

Franco también recordó el contexto crítico que atraviesan provincias y municipios, especialmente por los recortes de fondos nacionales impulsados por el mismo espacio político al que pertenecen los ediles ausentes.

Pese al intento de LLA de paralizar la institución, el Concejo avanzó con quórum para la designación de sus autoridades y con la continuidad de sus funciones legislativas.

El funcionamiento institucional quedó garantizado porque hubo quienes pusieron a Tartagal por encima de cualquier disputa menor.

Mientras Tartagal necesitaba responsabilidad, algunos eligieron el espectáculo.

Mientras un hombre mayor, recién salido de una internación, honraba su palabra, quienes tenían todas las condiciones para cumplirla prefirieron irse.

Mientras la ciudad reclamaba compromiso, algunos eligieron la infancia política.

La historia recordará este episodio no solo como una crisis institucional evitada, sino como un claro contraste entre los que defienden la democracia con hechos y los que la debilitan con actitudes infantiles e irresponsables.