Cinco senadores rompen el bloque oficialista y dan duro golpe al gobierno nacional

El acuerdo entre los gobernadores Juan Schiaretti (Córdoba) y Alberto Rodríguez Saa (San Juan) dio sus primeros frutos políticos con el rompimiento del bloque del Frente de Todos en el Senado de la Nación. De este naciente aglomerado político forma parte el ex gobernador Juan Manuel Urtubey. Los cincos senadores que armaron nuevo bloque cuestionaron fuertemente a Alberto Fernández.

OPINIÓN 24 de febrero de 2023 Carlos Alberto Torino (*)
Snopek con Espínola -Alejandra Vigo de Schiaretti- Eugenia Catalfamo y Eduardo Kueider-
Espínola, Alejandra Vigo de Schiaretti, Eugenia Catalfamo (San Luis) y Edgardo Kueider (Entre Ríos).
“Motiva mi decisión, en primer término, la distancia cada vez mayor que siento respecto al rumbo de la gestión del presidente Alberto Fernández, alejado -a mi humilde entender- de las prioridades que nuestro pueblo demanda”. Así, de esta manera, está redactado el segundo párrafo de la carta que Guillermo Snopek le remitió a la presidenta del Senado, Cristina Fernández de Kirchner, para anunciarle que había dejado de pertenecer al bloque federal “Frente de Todos”.
Fue un bombazo la partición del bloque, señalaron todas las fuentes consultadas por los portales y matutinos porteños. Tan impactante fue la noticia que opacó -en buena medida- el Twitter del miércoles a la tarde noche y el video del jueves a la mañana, en donde el Jefe de la Ciudad de Buenos Aires, Horacio Rodríguez Larreta, anunció, con su híbrido semblante, que tiene “ganas de ser presidente”. 
El portazo de los cuatro senadores al calor oficial de la cámara alta fue más estruendoso cuando se conformó el bloque Unidad Federal con el agregado de Alejandra Vigo, la senadora esposa del gobernador de Córdoba, Juan Schiaretti. Lo que significa el paso más importante de la instalación nacional para una candidatura presidencial del primer mandatario cordobés.
La movida fue sorpresa para el público que consume la micropolítica, pero, en absoluto, las autoridades -tanto senatoriales como gubernamentales- pueden alegar ese estado de ánimo. Todos los “fugados” varias veces habían amagado el año pasado con irse del por entonces único bloque que respondía al gobierno.
Es más, el senador entrerriano, Edgardo Kueider, que había advertido a principios de febrero con renunciar al bloque, ahora también se expresó enojado con el presidente Alberto Fernández porque se cansó de “faltarles el respeto y mentirles a los entrerrianos”. Y le pasó factura por su apoyo a leyes que le costaba defender. “Le banqué el acuerdo con el FMI y me enfrenté con media política nacional. Lo único que pedí fue que le bajemos la energía a los entrerrianos y no lo hizo”, recordó. Tres semanas después cumplió su amenaza. Duele esta renuncia porque Kueider era un albertista de la primera hora y una de las espadas del gobierno en el Senado. El modo del jefe desde que está en la Rosada y Olivos alejó a los y las indispensables y necesarias. Este hecho es un botón de muestra.
Por su parte, el correntino Carlos Espínola también tiene para facturar. No olvidó que en la anterior campaña legislativa, los K le enrostraron que no estaba comprometido con el proselitismo. El atleta litoraleño tiene seis años de estadía en el Congreso y llegó hasta allí porque garantizaba votos. Tal era la importancia que tenía su candidatura que la dupla presidencial ordenó personalmente un arreglo para asegurar su elección. Por eso le molestó el reclamo.
En tanto, la puntana María Eugenia Catalfamo responde al gobernador Alberto Rodríguez Saa, que recientemente puso sus fichas por el Gringo Schiaretti y su armado con base en la zona núcleo de la pampa húmeda, más los buenos oficios del ex gobernador salteño, Juan Urtubey. 
Empero todo lo apuntado, queda el cuestionamiento a la Casa Rosada del porqué se dejó avanzar y concretar el movimiento que, al final de cuentas, le produce crisis por dónde se lo mire y el fantasma del Pato Rengo que persigue al titular del Poder Ejecutivo Nacional.
Los ojos se depositan, principalmente, en el vicejefe de Gabinete, Juan Manuel Olmos, encargado de las relaciones parlamentarias del gobierno. Pero también en la impericia del presidente -un reconocido operador político- en no poder contener las demandas que venían de sus compañeros provinciales.  Hay quienes creen en el Senado que esto hubiese sido más difícil que ocurriese, si el presidente del principal bloque oficialista - el Frente Nacional y Popular- José Mayans, no se hubiera retirado unos meses por una enfermedad. Más allá de todas las especulaciones, la realidad del cisma muestra la fragilidad del gobierno para mantener unida y organizada a su tropa. 
Pero más allá de todo, fue ruidosa la carta de despedida del senador jujeño con alusión directa al presidente. Se entiende el enojo del legislador, ya que el gobernador, Gerardo Morales, mantiene buenos vínculos con el primer mandatario. “No puedo ni quiero asistir complicente a la pérdida total de institucionalidad en la provincia de Jujuy, con un gobernador que no respeta la división de poderes, ni la Constitución, ni ningún mecanismo de contrapeso”, señala Snopek en uno de sus tramos más incendiarios. Dos detalles significativos. La misiva fue publicada en la cuenta oficial del Senado y no refiere ninguna crítica a Cristina.
Las malas lenguas creen que esto fue facilitado para detener el operativo reelección de Alberto, otros piensan que la ruptura abre un dique de contención para aquellos nacionales y populares que ya no soportan ni a CFK ni a la Cámpora, y es para evitar que la ambulancia del PRO pase por el peronismo. Lo cierto es que el plan de Schiaretti tendrá una voz legislativa para hacerse escuchar y los cinco votos subirán el precio de la negociación, toda vez que el oficialismo legislativo de la cámara alta quedó a tan sólo un voto de perder la primera minoría.
Queda tiempo para las candidaturas y hasta ahora todo es ensayo y posicionamientos. Pero esta fuga fue un golpe a varias bandas. Golpeó al presidente, la pone en guardia a Cristina porque puede quedar sin los votos, siquiera para empezar a sesionar, y lo toca a Juntos por el Cambio dado que el cordobesismo, sin nada que perder a nivel nacional, expone en la vidriera nacional a Schiaretti que llega con intenciones de superar la grieta. Ese artificio que la derecha criolla ya lo gastó.
(*)Periodista
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