Rodríguez Larreta, el candidato

Horacio Rodríguez Larreta quiere ser y ya no parecer candidato presidencial. Según mandó a decir a sus voceros: los medios periodísticos porteños en los que gasta fortunas para que su imagen siempre salga sonriente y fuera de los conflictos, que el jueves será el día D del Jefe de Gobierno de la ciudad de Buenos Aires (CABA) para decir de su propia boca o su tweet que quiere presidir el país por Juntos por el Cambio como se denomina hasta ahora la marca electoral de la derecha argentina.

OPINIÓN 22 de febrero de 2023 Carlos Alberto Torino (*)
Morales con Larreta y Stanley
Horacio Rodríguez Larreta, Tulia Snopek de Morales, Gerardo Morales y el embajador de EE.UU, Marc Stanley. Desentierro del carnaval en Jujuy.
El lanzamiento obedece a la preocupación de cómo se está desarrollando la interna amarilla, más allá de los slogans de campaña con los que intentan convencer sus asesores a quienes les preguntan por los preparativos del anuncio. “Horacio terminó de recorrer el país y se formó una visión federal”, explican cerca del candidato, que ya se sacó la foto desenterrando al demonio para carnavalear, en el difícil operativo de transformarlo de “gestor a persona”.
Así, su modo de campaña “humanizada” llegó a la Puna, que ya se convirtió en un clásico, eso de tributar a la Pachamama y a toda la cosmogonía andina (diablo incluido) en cada comicio presidencial, desde que radicales y macristas se unieron electoralmente.
El comando de ‘Horacio presidente’ ya quiere correr todos los riesgos y retos posibles porque consideran que las PASO son “nuestra guerra”, así que “Geniol” (como lo llama Jorge Asís) va por Macri y Patricia Bullrich. Su coraje fue impulsado por las encuestas.
Durante la semana anterior, la elección primaria pampeana encendió el alarma en la sede del gobierno capitalino. Su bendecido precandidato a gobernador, de pura cepa PRO, perdió con un radical. Fue un golpe simbólico, aunque los votantes por el desgano y el calor acudieran en un escueto 20% de afiliados, pero el cimbronazo se sintió en el despacho de Larreta, en un tiempo donde todos lo porotos suman y restan en proporciones iguales. También son motivo de más de un dolor de cabeza, las internas de Río Negro, Mendoza y Córdoba, a un paso de partir la unidad que necesitan para ganar en distritos donde, durante estos largos cuatro años, gozaron del apoyo electoral y social de la ciudadanía. Claramente, Juntos por el Cambio está pagando cara su forma de hacer política por vía judicial y cuando la política real le presenta obstáculos obvios, no saben cómo resolverlos.
Pero Horacio Antonio Rodríguez Larreta no nació de un repollo. Su progenitor y homónimo, era un hombre cercano al desarrollismo y cultivaba el “savoir faire”, esa destreza para saber hacer y tratar bien a través de tertulias políticas, fundamentalmente. Si bien, era un importante productor agropecuario, al padre de nuestro candidato le gustaba la política y nunca reposó en la comodidad del abolengo ni en las finanzas heredadas. En sus oficinas de la calle Maipú del centro porteño pasaban desde el economista Eduardo Conesa hasta los sociólogos Torcuato Di Tella y José Nun. Acompañó en la presidencia a Arturo Frondizi, desde ya que era radical y terminó en el MID, trabajó bajo el mando de Óscar Camión adónde fuera el viejo militante desarrollista pero el trato más diferencial lo tenía con Rogelio Frigerio. De hecho, fue padrino de confirmación de su hijo.
Larreta de campaña en Purmamarca (1)
Larreta junto a dirigentes jujeños del PRO, en Purmamarca.
 
El padre era un operador político todoterreno, coordinó la visita del Che Guevara para que se encuentre con Frondizi y hasta dialogó con los montoneros en los ‘70, los años de plomo. Acaso eso le costó que fuera chupado diez días por los grupos de tareas de Ramón Camps y el comisario Etchecolatz, en un operativo -según dicen testigos de la época- que fue parte de la apropiación de Papel Prensa en manos de Clarín, La Nación y La Razón. Como una info más: el “chupado” se había reunido por esos días con David Graiver, dueño de la empresa en ese entonces.  Dado que el padre del actual Jefe de Gobierno era una figura pública porque presidía al Racing Club de Avellaneda, eso, supuso su hijo, fue que lo salvó. 
Lo que sí es muy PRO es esa manía de encontrar conchabos en la administración pública para familiares. La trayectoria política de Horacio Rodríguez Larreta tiene casi la misma antigüedad que su currículum laboral. Excepto sus cuatro años en los que trabajó como analista financiero en la petrolera ESSO, apenas recibido en 1988 como licenciado en Economía. De allí se tomó el palo en 1991, para hacer un máster en administración de empresas en Harvard. Pero no volvió para ser reclutado ni por Paolo Rocca ni Aldo Roggio, ni siquiera por los Leloir y sus haciendas, sino para sacrificar todo ese futuro promisorio de ejecutivo por el fango de la política. Tal vez porque nadie lo escuchaba afirmar convencido en su adolescencia y primera juventud que quería llegar a ser presidente.
Regresó de Boston en 1993 y hasta hoy es un funcionario estatal y desea seguir siéndolo. 
Extrañas especies los referentes de nuestra derecha que se cuelgan del Estado.
El primero que lo aceptó fue Domingo Cavallo en 1993 para convertirlo en subsecretario de Inversiones en el Ministerio de Economía, dos años después fue gerente del Anses y en el ‘98 recaló en la Secretaria de Desarrollo Social bajo el mando de Palito Ortega. Desde ahí, pasó a la Dirección del FONCAP, el fondo nacional de capital social, lo que le valió años después su primer derrotero por tribunales. En 2005, el juez Guillermo Marijuan le abrió una causa por otorgar fondos de manera discrecional. Fue sobreseído en 2014 por el juez Oyarbide y luego de la apelación del Ministerio Publico, el expediente se durmió.
“Geniol” en ese fin de siglo fundó el grupo Sophia, el think thanks del macrismo. En 1999 fue jefe de campaña del candidato a vicepresidente, Ramón Ortega y terminó el siglo como interventor del PAMI. En 2000, se mudó a Buenos Aires porque Carlos Ruckauf lo designó presidente del Instituto de Previsión Social. Sus saltos de canguros, que mucho confunden con los de un gato porque “siempre cae bien parado”, lo convirtieron en funcionario de la Alianza, desde donde miró la represión del 2001 por la ventana de su oficina de la DGI, de la que era titular. Único sobreviviente de los siete días locos del gobierno de Adolfo Rodríguez Saa, Duhalde lo dejó entre los impuestos y él le pagó inventando el pago de los tributos por internet y los cajeros automáticos.
En 2002, pasó por la escudería de Francisco de Narváez quien lo vínculo con Macri. En el 2003, los dos perdieron con Aníbal Ibarra. En 2005, ayudó a que Mauricio llegara a diputado nacional, y mientras era funcionario del gobierno porteño, se hizo tiempo para hacerse de la intendencia en 2015.
Jonathan Baldivieso, presidente del Observatorio del Derecho a la Ciudad resume -en una entrevista con el sitio LaVaca.org- a la política de Rodríguez Larreta como una empresa de bienes raíces. “Remax Larreta”, la llama porque “en tres años duplicó la privatización de 170 hectáreas que hizo Macri en ocho años” y acusa que “en la zona sur de la ciudad de Buenos Aires es más una intervención inmobiliaria que una social. La integración es una expulsión de los sectores bajos”.
Rodríguez Larreta ni siquiera se toma el tiempo en estas acusaciones. Lo suyo es simular. Simula piletas pintándola al borde del mar, simula surf cuando le sostiene la tabla; simula el sentir del carnaval norteño sin siquiera una hoja de coca en su mano, simula el cambio con las nuevas generaciones saludando a Negri padre y Negri hijos de la UCR que se oxida porque los hijos suceden a los padres en los cargos, simula el trabajo en equipo para mejorar el país cuando sus funcionarios cercanos pasan del orgullo porteño al orgullo del conurbano.
Rodríguez Larreta simula ser una paloma prometiendo gobernar con un apoyo del 70% del sistema político, prescindiendo del kirchnerismo, la principal fuerza política del país. Tal vez la coach ontológica y astróloga contratada por su gobierno le aconsejó que el universo le dice que puede superar la grieta simulando que gobierna.

(*) Periodista, Córdoba.

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