¿Porqué nadie puede encontrar al o los culpables de matar a Jimena? es lo que se deberían preguntar todos los salteños al cumplirse tres años de aquel sangriento crimen del barrio San Nicolás de Vaqueros. El tiempo pasa y pasa pero no hay claridad, simplemente la causa toma distintos caminos en busca de una solución que todavía no llega. Al principio se habló de un robo frustrado, la teoría sirvió para el momento, de hecho es razonable en algunos puntos pero después el clamor social y la lentitud de no encontrar culpables, llevó a que se cambiara de fiscales y abandonara esa línea de investigación.

Con la asunción del procurador Abel Conejo se dio un giro rotundo y con nuevos fiscales e investigadores se repasó el expediente abandonado en el cuarto de "causas frías" y se detectó que Sergio Vargas no era un pobre vendedor ambulante que estaba en el momento y lugar equivocado sino que se trataba de un "campana" que aparentemente le decía a los asesinos donde asaltar. Este hombre quedó imputado como participe secundario y hace ocho meses que está detrás las rejas pero afirma que es un "perejil". La fiscalía no da brazo a torcer y por más que los familiares y el abogado defensor pidan su libertad, piensan que algo tuvo que ver pero no rompe el pacto de silencio con los verdaderos asesinos.

El viudo Nicolás Cajal siempre estuvo en la lupa de la Justicia. El tipo tomó decisiones muy raras después del asesinato de su esposa, por un lado cremó el cuerpo a pocos días del hecho, formó nueva familia rápidamente y aunque sean cuestiones personales, sembró dudas que llevaron a imputarlo por encubrimiento agravado. La última novedad que se conoció fue la existencia de un maletín dentro de la vivienda que tenía divisas y estupefacientes. Aparentemente, Cajal nunca describió la existencia de ese dinero y otra vez volvieron las sospechas de su versión de los hechos. 

Hace poco, el Procurador brindó una conferencia de prensa y fue consultado sobre esta causa en particular y por supuesto, los enfrentamientos con el Dr. Pedro Arancibia, defensor de Cajal. En ese encuentro con los medios, Abel Cornejo aseguró que se trata de un caso difícil que está encaminado pero que todavía no tiene una solución definitiva. Bien sabido es que resolver el homicidio de Jimena Salas es uno de ejes centrales de su gestión y que a tres años del hecho no se haya logrado dar con los asesinos, es un verdadero fastidio para el Procurador.

Los investigadores por su parte, tienen opiniones a favor y en contra de todo lo que se hizo en la causa. Algunos siguen sosteniendo el robo frustrado, otros hablan de la teoría del sicario donde incluyen al marido y los más precavidos prefieren vincular ambas hipótesis para dar respuestas razonables a lo que todavía sigue siendo un dolor de cabeza y un verdadero desafío para la historia criminal salteña.