JUDICIALES Melina Sola 16 de noviembre de 2025

El narcoavión, un fenómeno creciente en Argentina

Una avioneta cargada de cocaína y hallada por accidente en una finca de Rosario de la Frontera puso en evidencia que el norte argentino sigue sin tener los mentados radares para detectar los vuelos ilegales y también que es creciente el ingreso de droga por vía aérea.

Esta realidad quedó expuesto en la audiencia de imputados a los cinco acusados de contrabando y transporte de la mercancía ilegal, cuyo precio crece exponencialmente a medida que se acerca a los puertos del centro del país. 
“La problemática de los vuelos irregulares es un fenómeno creciente en el país. Se advierte en las organizaciones trasnacionales que la Argentina es el brazo logístico, trasladan la droga y la embarcan al continente europeo”, afirmó en la audiencia la fiscal federal adjunta Mariana Gamba Cremaschi.

Por el momento no se informó oficialmente de quién es la finca donde se estrelló la nave, pero según informó el periodista Daniel Murillo, sería arrendada por Emilio Argentino Olmedo, sobrino del dirigente libertario Alfredo Olmedo. Se sabe que está en inmediaciones de las rutas provinciales 3 y 31 del sur salteño, pasando el control de Gendarmería El Naranjo. La zona de frondosa vegetación ocultaba la improvisada pista de aterrizaje que no logró alcanzar la aeronave tripulada por dos pilotos bolivianos. Los radares no detectaron el vuelo clandestino, pero los pobladores grabaron con el celular la caída de la avioneta. Días antes del choque habían denunciado por narcotráfico a los tres salteños que quedaron detenidos, residentes en Antillas, paraje distante a unos 60 kilómetros de la ciudad termal.

La carga total decomisada es 364 kilos de cocaína, valuada en Europa en 12 millones de dólares. La droga estaba acondicionada en ladrillos agrupados en 4 bolsones forrados con tela de arpillera, una parte estaba dentro de la avioneta y el resto fue encontrado enterrado a 70 kilómetros del lugar del choque.

“El origen de la droga de marca Prada es inusitado para la región”, mencionó escuetamente el fiscal general Eduardo Villalba. El sello es asociado al Cártel mexicano del "Chapo" Guzmán, aunque la fiscalía no confirmó el origen de la droga.

Cómo ocurrió el accidente

La auxiliar fiscal Florencia Altamirano expuso en la audiencia que la Gendarmería recibió la alerta a las 4 de la tarde del martes 4 de noviembre. Los pobladores habían grabado el aterrizaje forzoso y la columna de humo inmediatamente después. 
El avión con chapa boliviana intentó aterrizar en un campo que tenía como única señalización una lona blanca con una cruz pintada con aerosol rojo. La nave se pasó del lugar estipulado y fue derecho hasta el monte de churquis cercano a la pista clandestina. La hipótesis de la fiscalía es que mientras aterrizaba forzosamente, el avión impactó con su ala derecha en el auto Gol Trend donde esperaba Julián Darío Mansilla. Presume que el hombre salvó su vida gracias a la ayuda de Jonathan Alejandro Gómez y Jorge Alberto Cuellar, que se supone que también esperaban el aterrizaje.

Al ser embestido, el auto giró violentamente como si fuera un trompo y luego se calcinó. Creen que el incendio fue provocado por el combustible que derramó la avioneta, que tiene los tanques de carga en las alas. 
“A nuestro modo de ver, el automóvil amortiguó el golpe del avión, ya que la velocidad era de 300 kilómetros por hora. Si no era por eso los pilotos hubieran muerto, fue un milagro”, dijo Villalba. “El aterrizaje en esa zona del sur de la provincia buscaba eludir el control vehicular ubicado en El Naranjo”, indicó luego.

Los detenidos

La Gendarmería hizo el primer abordaje por orden de la fiscalía, que paralelamente solicitó la intervención de la Policía de Seguridad Aeroportuaria y de la Policía de Salta. Esta última fuerza organizó el operativo cerrojo que resultó clave para detener luego a los responsables.

En un primer momento, los efectivos vieron la nave estrellada contra una cortina de árboles. Estaba sin ocupantes y con rastros de sangre en el asiento del piloto. La avioneta tenía matrícula boliviana CP3167, el número que estaba oculto con pintura. A simple vista se veían las bolsas de arpillera (41 paquetes de cocaína – 136 kilos). A metros, el auto calcinado también sin ocupantes.

Del análisis de la situación, sospecharon que faltaba parte de la carga y la descubrieron enterrada en la finca de Antillas, cuando realizaban el movimiento de los vehículos.

Mientras tanto, la policía de Metán informó que dos días atrás habían recibido una denuncia sobre tres personas que trabajaban para una organización narco y que vivían en la localidad de Antillas: Mansilla, Gómez y Cuellar. La denuncia señalaba también los autos que usaban.

A su vez, se comunicaron los policías de la comisaría de Antillas para informar que Mansilla estaba radicando una denuncia por el robo de su vehículo en la ruta 1. Decía que los ladrones estaban armados y que lo habían golpeado. Lo detuvieron ahí mismo.

Al día siguiente del accidente, detuvieron a Gómez en el puesto El Durazno cuando circulaba en una camioneta junto a un familiar. “El operativo cerrojo estaba vigente, dimos alerta en hospitales y terminales de ómnibus. A las 19 horas del 5 de noviembre la policía rural de Metán identificó a los dos pilotos, Pablo Quinteros Peredo y Henry Álvaro Mercado Cuajera. Los hombres tenían los brazos con arañazos y se les ocurrió comprar una gaseosa usando dólares, la única moneda con la que contaban en ese momento. Grave error, los detuvieron y les encontraron encima un GPS y una antena de internet de marca Starlink.

El último en ser detenido fue Cuellar, el tercer hombre que se supone que esperaba el aterrizaje de la avioneta. Estaba en el domicilio de una mujer y no opuso resistencia.

Los cinco detenidos permanecerán en prisión durante seis meses mientras avanza la investigación fiscal, que contará con la información que se obtenga de los teléfonos secuestrados, los dispositivos de geolocalización e impactos de antena. La eventual condena será de ejecución efectiva, indicaron desde la fiscalía. “No son las cabezas superiores”, aclararon luego.

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