El ascenso a la presidencia de Milei, no significo para la política argentina la emergencia de lo nuevo, sino la expresión de la decadencia y el fracaso de 40 años de democracia y es la responsabilidad de los elencos estables que fungieron como gobierno u oposición, pero que mantuvieron a rajatabla las políticas de ajuste estructural impulsadas por el consenso de Washington que estallaron en el 2001, y que merecieron, viento de cola mediante (la soja casi alcanzó los 700 dólares la tonelada durante el gobierno de Néstor Kirchner), un poco de políticas de ampliación de derechos, producto de la experiencia y las conclusiones que sacaron las clases dominantes de dichos sucesos.
Las principales causas del éxito ultraderechista se ubican en los visibles ámbitos de la degradación económica y la defraudación política. La falsa promesa de un capitalismo de consumo, humanizado, no tiene sustento posible ya que en el largo rio de la historia quedó demostrado que los sectores dominantes no renuncian ni un poquito a sus privilegios de clase.
Masacre social con endeudamiento
El gobierno acordó ante todo con el FMI, el atropello a las conquistas populares, los recortes del déficit fiscal, y la emisión que exige el organismo, para acumular reservas y garantizar los pagos al acreedor, convergen con Milei. Las tijeras que demanda Washington coincide con la motosierra del libertario. El plan de gobierno transito este año por la aprobación legislativa de un reordenamiento neoliberal, muy superior al intentado en el pasado. Ese paquete incluyo el desmantelamiento de aerolíneas, la eliminación de 11 ministerios, la privatización de medios de comunicación, la desregulación de los alquileres, el recorte de las transferencias a las provincias, nuevas rebajas de las jubilaciones, algún reinicio del sistema privado de pensión, una reforma laboral que elimine las indemnizaciones, en bloque (ley ómnibus) o de manera secuencial
Dictadura civil
La alianza con la derecha militarista que se referencian en Victoria Villarruel, nostálgicos de la dictadura y poderosos que aprueban el cimiento represivo del ajuste. El atropello que motoriza el gobierno exige gendarmes, palos, balas y detenidos, su atroz revisionismo provee justificaciones a la criminalización de la protesta social. La política de alianza de Milei incluye esta derecha militarista, al pro de Macri al que erosiona constantemente. así como al radicalismo y a sectores del peronismo vinculado a Picheto y a los gobernadores peronistas, todos estos le garantizan gobernabilidad. De todas maneras, no hay que descartar la participación de los militares en la política interna en caso de conmoción nacional, como lo expresa el decreto 1107, publicado el 18/ 12/ 2024 en el boletín oficial de la República Argentina, lo lleve a una deriva de un autogolpe institucional, que instale un modelo tipo Fujimori en el Perú.
Programa Económico y Alternativa Política
El capitalismo argentino es totalmente dependiente de las decisiones que toman los grandes pulpos transnacionales (Cargill, Monsanto, Continental, Dekalb, Dow, Bunge, Noble, etc.) que están ligados esencialmente al negocio de los granos y los alimentos, que controlan la tecnología, la comercialización y exportación de los 136 millones de toneladas de soja, trigo y maíz que anualmente produce el país. Sumado al total control privado de la hidrovìa del Paraná, garantiza el verdadero negocio capitalista en Argentina, que no dejo de funcionar nunca, ni siquiera en los gobiernos supuestamente progresistas.
Se hace imprescindible poner a la orden del día una nueva discusión sobre la recuperación de los recursos energéticos, la minería, los ferrocarriles, la flota mercante de bandera nacional, como así también el sistema financiero, ejes centrales que hacen a la soberanía del país. Autonomía Energética, Soberanía Alimentaría, Reforma del sistema financiero, son componentes estratégicos de un Programa de Liberación Nacional y Social, que pueda hacer efectiva la democracia política, la democracia social, fundando las bases para el combate por la justicia social, entendida como el cambio en las relaciones de producción y en las formas de propiedad.
El endeudamiento con los organismos internacionales de crédito y la total entrega de los recursos naturales estratégicos está sometiendo nuevamente a la clase obrera a un feroz ajuste. Urge la constitución de movimientos territoriales que den la pelea en la calle, recuperando las más ricas tradiciones de lucha de nuestro pueblo, como “la Patagonia Rebelde” “la Semana Trágica”, “el Cordobazo”, las heroicas jornadas piqueteras de Cutral-co y Plaza Huincul, las luchas de Oran, Tartagal, Libertador Gral. San Martin en los 90, ricos bagajes de nuestra historia de clase. Sin olvidar la experiencia del 2001 que mostro, entre otras dificultades del campo popular, la vacante de una alternativa política de los trabajadores, factor que permitió en gran medida la recomposición de las clases dominantes, en el gobierno y el poder.
A modo de reflexión final, se observa una relación dialéctica entre un mundo donde se endiosa lo vacío, dónde se congela la historia, con pretensiones de ubicarnos en un presente perpetuo, sin pasado y lo que es más terrible sin futuro, condenándonos a una existencia monótona y cruel, en estas circunstancias nuestra tarea es luchar por sobrevivir, por organizarnos, partiendo de lo simple a lo complejo, sin dejarnos ganar por la desesperanza que tal vez sea el mayor mal de época; vacío y desesperanza es un sintagma, que aunque obvio, no es menos doloroso, y perturbador.
La incertidumbre es parte constitutiva de la vida, nadie puede dar garantía que nuestros proyectos, los propios y ajenos lleguen a buen puerto, esto es impensable en política, depende en gran medida del despliegue de la lucha de clases, la incertidumbre convive con nosotros. Pero nuestra tarea histórica es dar vuelta la taba, recuperar un sentido de horizonte revolucionario, para que podamos golpear la puerta de la historia con el puño rojo de la revolución, por nosotros, para dotar de un profundo sentido a nuestras vidas, por nuestros camaradas caídos, que han dejado bien alto las banderas, y por nuestros hijos y las nuevas generaciones que vendrán al encuentro de estas ideas y estás prácticas políticas, que sirvan como estímulo y ejemplo.
(*) Secretario Político del Movimiento Rebelión Popular- Facundo Molares; director de la Revista Centenario