La droga estaba escondida en las cañerías del baño del colectivo; y debajo del asiento del conductor llevaban hojas de coca, y dinero en efectivo, que los responsables del viaje no supieron explicar origen ni motivo. Tampoco la llamativa presencia de un "amigo" sin boleto de viaje, ni porqué los choferes utilizaban dos celulares cada uno.
El colectivo de la empresa Balut había partido desde La Quiaca con destino final Buenos Aires, pero tenía que hacer una parada en San Salvador de Jujuy. Allí, se produjo un episodio que podría haber llamado la atención, sin embargo, pasó como una deficiencia de servicio tal como ocurre en varias empresas del país. El colectivo se demoró más de la cuenta y provocó malestar en los pasajeros que no dudaron en reclamarles a los choferes. Las explicaciones fueron justamente que la unidad tenía problemas en el baño.
Cuando el malestar del pasaje comenzaba a disiparse y todos se acomodaban para un largo viaje, apareció el control de Gendarmería de puesto El Naranjo (Rosario de la Frontera) que al parecer estaban esperando al colectivo de Balut. Los gendarmes subieron y ordenaron "todos abajo" y se lanzaron a inspeccionar con un rigor inusual el equipaje y los rincones del colectivo. Les llamó la atención que "los tornillos de la cañería del baño estaban flojos", según dijeron. Y ahí comenzó todo. Los choferes mostraron incomodidad, nervios, y los gendarmes confirmaron sus sospechas. En el control del pasaje, apareció que un hombre viajaba sin pagar. "Un amigo que pidió que los acerquemos". Paquetes de hojas de coca bien prensada debajo del asiento del conductor. Una caja con billetes que hacían un total de tres millones de pesos. Y sobre celulares, dijeron que los encontraron en el colectivo. Todo, raro.
Inmediatamente pasaron la unidad para ser revisada de forma exhaustiva en el playón de Gendarmería, ubicado a la altura del kilómetro 1438 de la Ruta Nacional N°9.
De la zona interior del lavamanos (tapa que da a la tubería) extrajeron 26 paquetes rectangulares de color rojo sujetos a cordones negros, con sustancia blancuzca en su interior. En tanto, dentro del bolso de uno de los choferes descubrieron $3.139.590 pesos argentinos y paquetes con hojas de coca debajo de la cama del habitáculo. En presencia de testigos, personal de Criminalística y Estudios Forenses realizó las pruebas de campo Narcotest a la sustancia hallada, que arrojaron resultado positivo para cocaína, con un peso de 28,333 gramos o sea 28 kilos de cocaína de máxima pureza. También se contabilizaron los paquetes del vegetal, con un total de 20 kilos.
Intervino la Unidad Fiscal Federal de Salta que pidió la detención de los choferes en forma domiciliaria, el secuestro de la droga, de las hojas de coca, del dinero en efectivo, de los dispositivos móviles y demás elementos de interés para la causa. En tanto, se dispuso que el resto de los pasajeros continúen con su itinerario en una nueva unidad.
Un gendarme observa la bolsa con más de tres millones de pesos.
EXPLICACIONES
Actuó en el caso el fiscal federal Ricardo Toranzos, titular del Área de Casos Complejos de la Unidad Fiscal Salta. Durante la audiencia, los dos conductores declararon y, entre otros detalles, contaron cómo se lleva a cabo el tráfico de hojas de coca a Buenos Aires a través de colectivos de larga distancia, una práctica -que dijeron- se realiza con total normalidad.
Casi en los mismos términos, se refirieron al traslado ilegal de dinero hacia destinos del sur del país, “otra modalidad que creció mucho en la región”. En su caso, los conductores revelaron que el dinero era de un comerciante, ellos lo llevaban y luego, recibían una comisión.
La imputación penal fue formalizada por el juez federal de Garantías N°1, Julio Bavio, quien también dispuso la prisión preventiva de ambos conductores bajo la modalidad de "arresto domiciliario", tal como había solicitado el fiscal Toranzos.
Al referirse al caso, el representante del Ministerio Público Fiscal explicó que los choferes fueron detenidos el viernes a las 2.30, según el informe del auxiliar fiscal Facundo Mirabella.
Los paquetes hojas de coca, debajo del asiento del conductor. Eran 28 kilos.
“EXTRAÑO VIAJERO”
Sobre otras averiguaciones, el fiscal señaló que, de entrevistas con algunos pasajeros, se pudo establecer que junto a los choferes viajaba un hombre que no pagó el pasaje, lo que se pudo confirmar al revisar el registro del pasaje. "Un amigo", dijeron.
Para completar el cuadro del caso, detalló el trayecto del colectivo desde que salió de Salta a La Quiaca, para luego iniciar el retorno, pero con destino a Buenos Aires, como así también explicó que el rodado tuvo varias paradas y que, en una de ellas en San Salvador, en Jujuy, los choferes les pidieron a los pasajeros que bajen del coche porque debían lavarlo.
Estos detalles, cabe señalar, fueron confirmados y ampliados por los acusados, los que aceptaron declarar. Uno de ellos detalló todo el circuito, las paradas y motivo de cada una, incluso reconoció que el pasajero que llevaban al modo de “polizonte”, ascendió en la rotonda de acceso a Perico. Dijo que se trataba de un amigo y lo desvinculó de las acusaciones. Sobre las hojas de coca, admitió que les pertenecían y que la llevaban para venderla en Buenos Aires, aunque luego trató de tomar distancia de esta modalidad.
Al respecto, primero dijeron que podían llevar cierta cantidad de hojas de coca sin problemas, lo que dio a entender cierta pasividad en los controles. Cuando el funcionario judicial le requirió precisiones, sostuvieron que las hojas de coca, alrededor de 20 kilos, la recibían en consignación, pues luego debían rendir el dinero al proveedor en La Quiaca.
En cuanto al dinero, los imputados también reconocieron que se trataba de un transporte ilegal y afirmaron que la plata pertenece a un comerciante, quien se dedicaba a la venta ambulante. En este caso, reconocieron que el traslado lo hacían a cambió de una comisión pactada, siendo el destino Tucumán.
¿LA DROGA, QUÉ DROGA?
En cuanto a la droga, desconocieron la carga como suya. “Esa droga no es nuestra”, dijeron los imputados, y simularon sorpresa sobre cómo llegaron los paquetes al piso del baño del colectivo. “Para ponerla ahí, era necesario utilizar un destornillador o un cuchillo, al menos”, dijeron. Sin embargo, la fiscalía señaló una serie de situaciones que no guardan relación con los relatos de los choferes. Por ejemplo, que el dinero hallado podría tratarse del pago por el transporte de la droga, la que ascendió a un peso de 28 kilos de cocaína.
El MPF solicitó la prisión preventiva de los dos acusados bajo la modalidad de “arresto domiciliario”, medida que fundó en el riesgo de fuga y en el probable entorpecimiento de diligencias pendientes por parte de los imputados.
El fiscal resaltó la gravedad del hecho y recordó que la pena que podría caberle a los acusados, en caso de llegar a una condena, no sería de ejecución condicional.
La medida requerida, como así también los plazos y pedido de pericias, fueron aceptados por el juez Bavio, quien desechó un pedido de la defensa para que ambos choferes queden en libertad.