Exclusivo: Una familia salteña vivió un verdadero martirio ante un secuestro virtual

Como si fueran adivinos o tuvieran registro de los movimientos de la familia, secuestradores virtuales sorprendieron el domingo a los Russo exigiendo dinero a cambio de dejar libres a un hijo y a una nieta que justo en ese momento debían estar en un cumpleaños. Lograron las claves de las tarjetas para realizar compras on line y no sacaron más porque justo un pariente desbarató la trama al constatar que los supuestos secuestrados estaban en perfecto estado. Ricardo Russo accedió a contar en detalle la pesadilla que vivió para que no les ocurra a otros salteños.

SALTA11 de enero de 2020 Redacción El Expreso de Salta
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La familia Russo durante una celebración, sin saber el calvario que pasarían.
La familia de Ricardo Russo vivió un terrible momento cuando desde el teléfono escuchó a un joven de voz muy parecida a la de uno de sus hijos que le contaba que había tenido un accidente mientras viajaba junto a una nietita de la familia a una fiesta de cumpleaños. Ricardo sin reponerse del impacto de la mala noticia, luego escuchó en el mismo teléfono la voz de un desconocido que le cambió la historia: no hubo accidente sí un secuestro del "hijo que recién lloraba y la pequeña". Y que debían pagar una determinada suma de dinero sino le empezarían a revanar uno a uno los dedos de las manos. Ricardo cayó entonces en un estado de desesperación al igual que toda la familia. Porque justamente en esa hora su hijo y su nieta no estaban en casa porque se habían ido a una fiesta en El Mollar II. Todo coincidía y para peor, su hijo no respondía a los llamados a su celular. Entonces en la desesperación, Russo y familia buscó apaciguar a los "secuestradores", que reclamaban dinero, mucho dinero. "Pero no tenemos ese dinero en casa", cree Russo que les dijo a los malvivientes. Pero tenían tarjetas de créditos, de las que rápidamente les pidieron números y claves para realizar compras on line. Y si no hubiera sido por un tío de los chicos que inmediatamente salió para el lugar del cumpleaños para ver qué había pasado, la cifra apoderada por los secuestradores virtuales habría sido otra. Porque los Russo, obviamente, estaban totalmente sometidos sicológicamente y hubieran entregado hasta sus propias vidas con tal de salvar al hijo y a la nieta. De eso se aprovecharon los hasta ahora anónimos malvivientes. Pero, menos mal, que El Mollar queda medianamente cerca y ¡menos mal! que Agustín y la pequeña Alma estaban en el festejo! Y todo fue una pesadilla para los Russo. Pero ¿cómo es que los "secuestradores" sabían justo que el joven y la niña se habían ido a un cumpleaños?
Bueno, eso es lo que la policía de la provincia intenta esclarecer ahora, porque no ocurrió en Buenos Aires ni en un lugar lejano sino en Salta, y es por lo que justamente Ricardo Russo accedió a contárselo en exclusiva a El Expreso de Salta.
Las compras con las tarjetas de créditos se realizaron en Mendoza. La Policía investiga el delito y advierte a la sociedad sobre la modalidad del engaño
Russo, un tanto recuperado, recuerda que aquel domingo, cerca de las 19 su hijo Agustín con su nieta Alma se fueron a un cumpleaños en el Mollar II. Un rato después sonó el teléfono de casa. "Atendí y escuché la voz de Agustín llorando, me dijo que había tenido un accidente. Me puse como loco preguntándole cómo estaba y decía que se lo llevaban en ambulancia al hospital. También le pregunté por Almita y me dijo que estaba junto a él, golpeada en la cabeza. Le pedía que me diga dónde estaba para ir a buscarlos con el auto pero automáticamente me comenzó a hablar otra persona", repasa Russo aun compungido por el golpe sicológico. Recuerda que la extraña voz tenía tonada extranjera, "tipo venezolano". Le dijo que los tenían a los chicos y "si no les daba la plata que me pedían, le iba a cortar los dedos a la nena. Mi señora llamó al 911 y mi hija trataba de comunicarse con Agustín. Esta gente me pidió tarjeta de débito y les dije que no tenía, me amenazaban y me pidieron una de crédito y les di una que no tiene mucho margen para comprar. Mi hija también les brindó los datos de su tarjeta y después le pidieron otra cosa para realizar un canje, ella les dijo que vivía en el Santa Ana II y que tenía un televisor y una cafetera. Entonces, ellos dijeron que volverían a llamar", agregó.
Mientras tanto, la comunicación con Agustín era imposible. Lo que acrecentaba la verosimilitud del "secuestrador". Agustín tampoco había llamado para avisar que había llegado bien al cumpleaños. En el lapso de tiempo, llegó la policía a la casa y un cuñado tuvo la feliz idea de ir a verificar lo del cumpleaños y llegando a El Mollar se dio con que no había señal telefónica, pero se dio conque el joven Agustín y la nena estaban en el cumple ajenos a todo. Inmediatamente le dio aviso a Ricardo y toda la familia rompió en llanto de alivio porque todo había sido una pesadilla, una terrible pesadilla. "Fue un dolor de cabeza, todo resultó una mentira. No sé cómo supieron que Agustín se fue en el auto, quizás el dato de la nena se lo di yo en mi angustia pero esto lo pensé luego de descubrir el engaño", dice Ricardo Russo como buscando una explicación de esos momentos que nadie imagina que los va a vivir alguna vez y cuando suceden dejan miles de interrogantes. Ahora la policía de la provincia está abocada en la investigación. 
Hay quienes dicen que el de Russo no sería el único, que hubo otros pero que la policía para no quedar mal ante la ciudadanía (una extraña y egoísta postura política impuesta por los sucesivos gobiernos de turno) no lo advierten a la ciudadanía. Que es justamente a lo que se animó Russo contando el mal momento vivido y para que si los maleantes recurren a la misma modalidad otras familias no sean presas fácil del engaño.
Pasada la pesadilla, y con los chicos sanos y salvos, Russo se dedicó a subsanar los daños que en comparación con lo que les mostraba la pesadilla, son menores. "Fui al banco a ver el tema de la tarjeta y figura una compra en Godoy Cruz, localidad de Mendoza. Es entonces donde empezamos a atar cabos y mi hija me dijo que la voz de los falsos secuestradores parecían mendocinos. Ya para el día lunes a la noche tipo 21 volvieron a llamar al fijo, esta vez era mi hija la que supuestamente hablaba y decía que había tenido un accidente con una camioneta. Les dijimos que no le creíamos y que teníamos identificador de llamadas y sabíamos donde encontrarlos. Automáticamente cortaron. Fue una situación muy fea y esperamos que no se repita con otros, la policía nos dijo que secuestros reales no se hacen y que solo eran cuestiones virtuales", concluyó.
Agustín Russo y su sobrina Alma sanos y salvos
Agustín y la pequeña Alma, a la que lamentablemente tuvimos que cubrirle el rostro.
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