Impresionante espectáculo de un volcán islandés que es la atracción turística del momento

El volcán Fagradalsfjallha (Islandia) ha vuelto a entrar en erupción el lunes pasado por tercera vez desde el año pasado, y luego de ocho siglos sin movimiento. Está ubicado en la península de Reykjanes, en el suroeste de Islandia. Desde diciembre de 2019, ha comenzado a tener una actividad sísmica en crecimiento. Tras dos terremotos de 5,6 y 40.000 temblores en las tres semanas previas a la primera erupción, ésta llego en marzo de 2021y se prolongó hasta septiembre de ese mismo año. La segunda comenzó el 3 de agosto de 2022 y finalizó el 21 de ese mismo mes, sin que en ninguno de los dos casos hubiera que lamentar víctimas o pérdidas materiales. Así, este volcán se convirtió en un atractivo para turistas y lugareños que empezaron a visitar la zona atraídos por ese magnífico espectáculo de fuego y lava. Un verdadero infierno en las alturas.

“Los drones FPV son conocidos por estrellarse, es parte del pasatiempo. Entonces, en un esfuerzo por obtener un punto de vista y una perspectiva únicos en el cráter, volamos este dron, notablemente capaz, lo más cerca posible del río de lava y la caldera”, señaló Helms en su cuenta de YouTube cuando publicó el vídeo.

 

La grabación se realizó con cámaras con resolución 4K, lo que permite observar en detalle los últimos momentos del dron conforme sobrevuela la lava y, posteriormente, se sumerge en el centro del volcán para destruirse inmediatamente.

Islandia, que tiene 30 sistemas volcánicos y más de 600 fuentes termales, es uno de los lugares geológicamente más activos de la tierra debido a su posición en la cordillera del Atlántico medio donde se encuentran las placas tectónicas de América del Norte y Eurasia. La última erupción en Fagradalsfjall se ha producido a unos 30 kilómetros de la capital Reikiavik, por lo que se teme que la expulsión de humo y cenizas pueda afectar a los vuelos del aeropuerto de la ciudad. En 2010, el volcán Eyjafjallajokull, en la parte sur del país, lanzó una nube de cenizas que paralizó el tráfico aéreo en buena parte de Europa durante semanas, lo que provocó la cancelación de 100.000 vuelos y afectó más de 10 millones de personas.