Dos jóvenes protagonizaron, vestidos como los gauchos infernales de Güemes, una digna escena de película, en la que intercambiaron un beso apasionado frente a la Catedral Basílica, lugar donde descansan los restos de Martín Miguel de Güemes.

El acto no pasó desaparecido e inmediatamente las redes sociales opinaron sobre el beso, algunos se pronunciaron a favor del amor, mientras que otros, con  comentarios desafortunados y cargados de odio apuntaron contra los jóvenes.

"Pueden hacer con su vida lo que quieran, pero ¿manchar así los uniformes?", o "que asco, dos Infernales besándose así frente a la Catedral, si parece que le falta el valor de Güemes", fueron tan solo algunos de los ataques que recibieron ambos jóvenes.

Pero, más allá del hate que se desató contra los involucrados, ellos explicaron que el motivo del beso fue protestar contra la homofobia en la provincia."A Salta le cuesta mucho aceptar al colectivo LGBTIQ+. Mientras no se note que sos gay, te aceptan. Apenas te pintas un ojo o una uña, salen todos a clavarte un cuchillo a la yugular", sostuvo Federico Blasco, uno de los protagonistas de la performance, en diálogo con Voces Críticas.

La iniciativa del beso de los infernales surgió hace dos semanas como expresión artística y desde el rol social que muchas veces ocupan los artistas como parte de la instauración de un tema en la opinión pública, valiéndose de la polémicas para impulsar un mensaje con fuerza."No siempre se busca ser querido y aceptado con lo que uno expone", reflexionó.

En cuanto a las críticas por una supuesta "ofensa" al General Güemes por estar vestidos como Infernales, destacó que la figura del héroe gaucho también los representa y ayuda a luchar por sus ideales."El fue un luchador que murió por sus ideales en batalla.No hay ninguna deshonra en lo que hicimos. Casualmente coincide el mes del orgullo LGBTIQ+ y el de Güemes. Así como hizo él, lucharemos incansablemente hasta la muerte", manifestó Federico Blasco.