El grooming conlleva  un proceso en el cual el depredador sexual primero instala un  vínculo estable y una falsa empatía con el menor en cuestión. Suele hacerse pasar por un niño de la misma edad y a partir de esa confianza construye una falsa amistad.

Cuando lo considera oportuno introduce la conversación sexual y solicita fotografías íntimas. "Son personas sumamente hábiles que pueden engañar", afirmó Dada.

La tercera etapa del grooming viene una vez que se adquirió la fotografía, allí inicia el proceso de extorsión. "Piden más fotos y amenazan con revelarlas en caso de no obtener más', explicó.

Respecto a la prevención aseguró que hay que extremar cuidados en redes. "Es importante saber que todo lo que hacemos en internet deja una huella digital. Si nosotros subimos fotos de nuestros hijos, o si ellos desde su teléfono se sacan una foto en su cuarto, los depredadores pueden acceder a la información personal ya sea un conjunto de música, sus gustos , el cuadro de fútbol etc. y a partir de allí facilitar el acercamiento", advirtió.

Por eso hay que tener mucho cuidado con lo que se publica y controlar la información de ámbito personal que se comparte en redes.