La iniciativa del concejal Fernando Ruarte, no logró el consenso de los ediles capitalinos. El proyecto establecía como premisa la facultad para que el gobierno municipal garantice las condiciones de cultivo y producción de cannabis de uso medicinal, con la fabricación de aceites que son necesarios para el tratamiento de enfermedades como epilepsia, dolores producto del cáncer, reúma y otras dolencias.

El debate giró en torno a las facultades o no que tiene el Concejo Deliberante para habilitar una producción de estas características. En contra se manifestaron s concejales Frida Fonseca, Ana Paula Benadives y Romina Arroyo quienes hicieron propias las declaraciones de la Coordinadora de Intendencia, Agustina Gallo, cuando, invitada en una reunión de comisión de Legislación dijo que era “inviable”.

La concejales recomendaron que fuera el Ejecutivo Municipal quién determine las posibilidades implementar un proyecto de cultivo desde el municipio ya que consideraron que primero era necesario establecer adhesiones a legislaciones nacionales además de contar con el presupuesto que permita desarrollar la inversión para dicha producción.

Al respecto la concejal Benavides dijo que el proyecto de Ruarte tenía mucho “puntos flojos”. “En ningún momento se establecen las medidas de seguridad que tiene que tener el predio donde se desarrolle el cultivo”, dijo la concejal quien además cuestionó que, un proyecto de esta magnitud requiere de una inversión millonaria, “¿De dónde van a salir los dólares para la inversión?”, se preguntó la edil.

Por su parte el concejal Ruarte apeló a la urgencia sanitaria que hoy mantiene a centenares de pacientes en la ilegalidad. Es que, con ordenanza o sin ella, decenas de familias en la ciudad cultivan cannabis de manera casera por razones de salud. Lo que las expone a consecuencias con la justicia.

“No podemos tirarle la pelota ni al poder ejecutivo provincial, ni nacional. Acaso no creemos en el federalismo, acaso no somos capaces”, cuestionó el autor del proyecto.

“No se olviden que detrás del proyecto hay personas sufriendo”, dijo Ruarte en defensa de su proyecto. A modo de contra posición con las negativas de sus pares y de las autoridades del Ejecutivo municipal, Ruarte dijo que el laboratorio para el análisis de aceites puede funcionar, hasta que el municipio cuente con laboratorio propio, en las instalaciones de la Universidad Nacional, mientras que, el cultivo de las plantas se puede desarrollar en el vivero municipal.

Por su parte Benavides dijo que, existen legislaciones nacionales que garantizan el acceso de aceites medicinales para personas que los requieran gracias a las producciones que ya están en marcha en la provincia de Jujuy y en el distrito de Escobar en provincia de Buenos Aires.

Fue el concejal Ángel Causarano el que medio en la polémica, propuso que el proyecto de Ruarte vuelva a comisión y sea trabajado en conjunto con diputados provinciales, ya que, desestimó que el municipio capital tenga condiciones mínimas para poder garantizar la factibilidad del proyecto.

El debate fue álgido entre los concejales, aunque su definición se resolvió por unanimidad. El proyecto volvió a comisión y por ahora, Bettina se salvó de cultivar.