Caso María Cash: un gomero de Palomitas desmintió la versión del camionero y alertó sobre una operación para desviar la invetigación

Luego de un arduo trabajo de depuración de testimonios, más de cien expedientes, y detectar algunas contradiciones entre testigos, la justicia federal decidió reactivar nuevamente la causa por la desaparición de la joven María Cash, ocurrida en el año 2011. El gomero Ramón Crespín, por ejemplo, es uno que despertó sospechas de que hubo una operación para desviar la investigación, cuando desmintió la versión de un camionero que había dicho que trasladó a la joven hasta Palomitas.

09 de noviembre de 2024
Ramón Crespín el gomero que desmintió la versión del camionero 002
Ramón Crespín desmintió la versión del camionero.
Desde el miércoles 6 de noviembre, a pedido del titular de la Fiscalía de Distrito Salta, el fiscal general Eduardo Villalba, la jueza federal de Garantías N°2, Mariela Giménez, citó a declarar esta semana a siete testigos vinculados a los momentos previos a la desaparición de la diseñadora María Cash, ocurrida el 8 de julio de 2011 en la zona del paraje Palomitas, sobre la ruta 9/34, en el tramo entre el acceso a la ciudad y la localidad de General Güemes.
En una etapa previa, la fiscalía llevó adelante la tarea de depurar del expediente cientos de pistas que llegaron desde distintos puntos del país e incluso del exterior, todas ellas surgidas en el marco del ofrecimiento de recompensa -actualmente de 5 millones de pesos- por información sobre el paradero de la joven que en ese momento tenía 29 años.
Esta labor demandó varios meses de investigación y estuvo a cargo de una mesa interdisciplinaria conformada por integrantes del Cuerpo de Investigación Fiscal dependiente del Ministerio Público Fiscal de la provincia de Salta y de Gendarmería Nacional, todo ello en el marco del trabajo en cooperación promovido por el Código Procesal Penal Federal.
Este gabinete analizó más de cien expedientes con un volumen de aproximado 26.400 informes. Se trata de actuaciones que se iniciaron a partir de miles de llamados realizados por personas que dijeron haber visto a Cash, o bien, dieron pistas de dónde podría estar.
Del análisis de estos reportes, se establecieron contradicciones y falsedades de parte de varios testigos que originalmente aportaron información y que habrían desvirtuado la dirección de las investigaciones, motivados principalmente por la posibilidad de acceder al pago de la recompensa.
Saneado el expediente, la fiscalía consideró necesario volver al minuto cero de la desaparición de la joven, a fin de poder reencausar la investigación. En ese marco, es que se requirió las testimoniales de las personas que, ya sea directa o indirectamente, vieron o tuvieron contacto con Cash.
Si bien resta analizar las nuevas declaraciones, la fiscalía quedó satisfecha con este paso, puesto que se pudieron confirmar ciertos indicios, pero también surgieron elementos que robustecen una línea de sospecha que podría darle un giro al caso.
 
Línea del tiempo
El lunes 4 de julio de 2011, Cash, de 29 años, abordó un micro en la terminal de ómnibus de Retiro, en Buenos Aires. Su destino era la ciudad jujeña de San Salvador. Al día siguiente, la joven descendió en Tucumán, desde donde subió a otro colectivo y se dirigió a Rosario de la Frontera.
Luego, un camionero la acercó hasta la rotonda de acceso a la localidad santiagueña de La Banda, desde donde abordó otro micro con rumbo a Jujuy, donde llega el 6 de julio. Allí, realizó un llamado telefónico con un amigo jujeño, tras lo cual fue vista cuando hacía dedo.
También se estableció que llamó a su familia, mientras que alrededor de las 23.34 de aquel día, fue captada por las cámaras del peaje AUNOR, ya en el acceso a la ciudad de Salta.
El jueves 7 de julio, en tanto, se registró su ingreso al hospital San Bernardo en horas de la mañana, donde pidió atención médica, pero se retiró. De las personas que la vieron, surgió que la joven se mostraba físicamente deteriorada.
Más tarde, a las 9, personal del peaje AUNOR encontró su mochila. Y a las 12, un remisero informó que la había trasladado del barrio Portezuelo, cercano al hospital, hasta el acceso a la capital salteña.
Al otro día, el 8 de julio, Cash tocó la puerta de una vecina, en la avenida Tavella, en la misma zona de acceso a la ciudad. En esa vivienda, la joven pidió asilo, pero no lo consiguió.
Luego, fue vista por dos empleados de una estación de servicio ubicada en la rotonda de Torzalito, en la ciudad salteña de General Güemes. A uno de ellos, le dijo que no estaba alterada ni perdida. Posteriormente, a las 16.30, un camionero la vio hacer dedo en la ruta 9/34, la levantó y la trasladó hasta una gruta de la Difunta Correa, siendo este el último registro que los investigadores tiene de ella.
 
VERSIÓN DISRUPTIVA
Trece años transcurrieron desde que María Cash fuera vista por última vez el 8 de julio de 2011 en ese paraje. Tras ese tiempo prolongado, diferentes testigos desfilaron por el juzgado con la intención de reconstruir cómo fueron las últimas horas de la mujer desaparecida.
Uno de los testigos clave que fue a declarar fue Ramón Crespín, dueño de una gomería ubicada en la zona de Palomitas. El hombre es uno de los primeros en ser interrogados durante los inicios de la investigación.
Crespín, que vive y trabaja junto a su familia en una gomería cerca del santuario de la Difunta Correa, afirmó que ni él ni su familia vieron a María Cash en los días posteriores a su desaparición y que la versión del camionero, quien supuestamente habría dejado a la joven en la zona, carece de fundamentos a su juicio.
Desde los inicios de la búsqueda, esa versión de que un camionero había levantado a María Cash y la había dejado cerca de la vivienda de la familia Crespín fue desmentida. Ramón Crespín sostiene que su padre, quien frecuentemente vende velas en el santuario a pocos metros de su domicilio, nunca vio a María ni al camionero.
"Es imposible que no nos hubiéramos enterado si alguien hubiera estado en la zona. Tenemos perros que ladran cada vez que alguien pasa caminando o se detiene un vehículo. Nunca vimos a esa chica y el camionero tampoco se dejó ver por aquí”, sentenció Crespín.
Dadas las condiciones del lugar y la poca afluencia que tiene, no existen allí cámaras de seguridad lo que dificulta contar con registros visuales, útiles para la investigación, que validen las versiones que existen. No obstante, la declaración de Ramón Crespín pone en duda el testimonio del camionero, quien había declarado haberla llevado hasta dicho lugar. "Si él fue quien la vio por última vez, entonces la justicia debería ir directamente tras él. Nosotros nunca la vimos y la única evidencia apunta a él”, sentenció con mucha lógica Crespín.
En una nueva audiencia relacionada con la reactivación de la búsqueda de María Cash, dos trabajadores de una estación de servicio en la rotonda de Torzalito, General Güemes, recordaron los últimos momentos en que la vieron.
Andrés Reyes, de 32 años, quien trabajaba en mantenimiento en la estación YPF, relató que vio a una joven golpeando puertas de camiones, como buscando algo o, a alguien. “La miré, y en un momento ella me dijo: ‘no me miren, estoy bien. No estoy perdida, no estoy drogada”, recordó. Según el testigo, “la escena no me pareció inusual, ya que es común ver mochileros en la zona. Sin embargo, días después, al ver un cartel de búsqueda en Salta Capital, reconocí a la joven y comprendí que la situación era grave. Esta es la segunda vez que fui llamado a declarar”.
Por otro lado, se presentó ante la justicia, Jesús Brito, de 76 años, también trabajador en la estación de servicio. Este testigo contó que vio a una joven pidiendo a varios camioneros que la acercaran, aunque ninguno accedió a llevarla. Brito, quien continúa viviendo en Torzalito, señaló que luego escuchó rumores sobre la desaparición de una chica en la zona, y fue entonces cuando relacionó el hecho.
 
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