Miguel Angel Leguina, el padre de los hermanitos Octavio y Melanie, asesinados en 1998 en esta ciudad, reveló que el caso de la muerte de sus hijos le generó muchos problemas personales y laborales. 

Entrevistado en exclusiva en De Buena Fuente, a 25 años del atroz doble crimen, Leguina dijo que, tras el hallazgo de los cuerpos sin vida de sus hijos, y a pesar de que su familia estaba “en el medio de todo el dolor y sufrimiento que teníamos por la pérdida de nuestros hijos”, recordó que lamentablemente “se dijeron muchas cosas” difamatorias. 

“Fuimos investigando yo, mi familia, a través del dolor y sufrimiento. Prácticamente éramos los más investigados en vez de las personas que tenían que investigar”, dijo Leguina, quien señaló que perdió trabajos a partir del hecho. 

“Yo trabajaba en pinturería y me cerraron todas las puertas”, confesó Leguina, que se dedicaba al rubro de pinturería y manejaba diferentes obras en Salta en ese entonces. 

“No voy a dar nombres de la gente con la que trabaje, con ingenieros, arquitecto acá en Capital. Gracias a Dios estaba bien de trabajo. Tenía un grupo de gente que manejaba, y el año redondo tenía trabajo” dijo Leguina. 

Y recordó que a raíz del crimen de sus hijos “las puertas laborales se me cerraron por todos lados”. 

“Me decían que ya me iban a llamar, que no había plata, que no hay presupuesto, que ya me iban a llamar. Y al cabo de un tiempo uno se va dando cuenta que no es así”, afirmó Leguina, y culpó “a lo que se difundía, lo que injuriaban, lo que calumniaban a mi persona y a mi familia”. Durante aquellos días de 1998, se echaron a correr una serie de rumores sobre el padre de las víctimas vinculado a negocios ilegales, pero como toda “fake news”, eran versiones infundadas y falaces.

Para Miguel Leguina, el 4 de mayo marcó con todo el dolor a su familia

Los recuerdos de sus hijos, de pequeños, dice Miguel, ayudan a recordarlos y consolar sus ausencias