Como cada 15 de septiembre, Salta renovó el Pacto de Fidelidad con sus santos patronos. Los peregrinos, como siempre, son el alma de la fiesta religiosa que conmueve hasta al más incrédulo, frente a esa manifestación inmensa de la fé de un pueblo que agradece, ruega y se presenta a los pies de las imágenes del Señor y la Virgen del Milagro. Viajaron días, superaron inclemencias climáticas y se asistieron con el agua, la comida y la atención nacida de la solidaridad de cientos de familias salteñas que, desde las veredas de sus casas o las rutas de sus localidades, los recibieron y los impulsaron en su travesía.

Más de 700 mil personas fueron parte del evento religioso, llegando con sus intenciones y plegarias desde distintos puntos del país y de la provincia, para ser parte de la histórica procesión que inició en la Catedral Basílica de Salta, llegó a su punto más emotivo en el Monumento 20 de Febrero, donde se celebró el esperado Pacto de Fidelidad, y luego, cumplida la misión, retornaron al santuario.

Salud y el pan de cada día encabezaron la lista de pedidos de los feligreses, que sobre todo, llegaron a agradecer a su santos patronos. Sin embargo, fueron muchos los que imploraron por sabiduría para los gobernantes, los que se pronunciaron por la Patria y los que auguraron la victoria de tal o cual candidato/a a presidente. El contexto electoral y lo que suecederá el 22 de octubre fue parte del pensamiento colectivo, que abarcó desde miles de creyentes, hasta al propio arzobispo de la Iglesia Católica, Mario Antonio Cargnello, que se manifestó al respecto durante la homilía de la misa central.

Los pañuelos, como blancas palomas guardianas del dolor, el amor y la fé, escoltaron las oraciones de los miles de fieles que hicieron al corazón del Milagro salteño. La lluvia de pétalos fue la despedida de todo un pueblo, que esperará hasta un nuevo 15 de septiembre el próximo año, para reencontrarse con su Señor y Virgen del Milagro.