La nacida en Mendoza, María Elena Castillo, en dialogo con De Buena Fuente, tuvo un concepto para la juventud, diciendo: “La necesidad de diferenciarse, que siempre va tener el joven respecto a sus progenitores y que no está mal, porque eso permite conformar, personalidades autónomas, independientes y no que sigan trasladando nuestras propias historias, sino que sean protagonistas de sus historias. Creo que la juventud nos puede enseñar un montón a las mujeres mayores, del por qué se tatúa, porque se ponen esos aros, esos pircing, porque se tatúan, y por ahí, si nos salimos de esos prejuicios, entendemos que hay enseñanzas que tienen que ver con un montón de situaciones que a veces desconocemos, por ejemplo; el tatuarse implica siempre en una segunda piel un mensaje, y por lo general, salvo que sea un esnobismo, que también lo hay, tiene que ver algo que quieren legar, algo que los identifica, que trasciende la propia corporalidad y su propia existencia, entonces visto desde ese lugar no es algo vanal, sino que tiene un mensaje, algo que quieren trasmitir”, sostuvo.

Y agregó respecto a las jóvenes con las mayores: “El desafío nuestro es poder aprender esto, y también, las generaciones jóvenes puedan entender que el transitar por la vida, nos da experiencia y que las mujeres adultas, de la tercera o curta edad, hoy en día, también tiene para aportarle a esas mujeres jóvenes, experiencia de vida, sabiduría, los tránsitos históricos por lo que pasaron, que son vivenciales y no interpretados, entonces creo que hay un legado, una necesidad de poder transferir esto, escucharnos, y de poder encontrar ese maravilloso universo de lo que es la comunión de las generaciones, que tiene que ver con el respetarnos, no interpretarnos, sino conocernos más”, concluyó, María Elena Castillo.