El cura salteño que se convirtió en el “Patrón del bien”

No robaras, es el noveno mandamiento de dios, pero hay quienes no lo entienden por las buenas, entonces, existirá un cura que te “bendecirá” con las sillas, si es necesario. Es la historia Juan Eduardo Jotayan, párroco de la iglesia Nuestra Señora de Guadalupe, salto del anonimato para convertirse en el héroe del barrio La Loma, donde está ubicada dicha parroquia. El sacerdote impidió que ladrón, sustrajera elementos de valor que tiene la casa parroquial, luego de encontrar al delincuente metido en el interior del lugar.

Según testimonios del mismo religioso, todo empezó en horas de la madrugada, el Padre Jotayan, se encontraba acostado, mirando televisión para conciliar el sueño, cuando de repente, escucho ruidos extraños, lo que motivo a levantarse para saber de dónde venían esos sonidos. En ese momento, el cura fue sigiloso hasta un pasillo que conecta a la cocina con el comedor, y fue exactamente en ese parte de la casa, cuando decidió prender la luz y descubrir al ladrón, de aproximadamente 25 años.

Posteriormente, el delincuente, al ser sorprendido por el sacerdote, se abalanzó hacia el mismo, y se tomaron a golpes de puños, “Nos agarramos a las trompadas limpias”, detalló textualmente el Padre de la iglesia, quien relató cómo se dio esa secuencia. “El ladrón lo castigó en varias oportunidades, propinándoles golpes en zona costal y su rostro, lo que después, sufrió casi la perdida de muela, productos de los golpes del maleante, pero no obstante a eso, el párroco reaccionó y le pego con una silla, partiéndola en su espalda. Pero no terminó allí, porque el delincuente no cayó al piso, trato de mantener la verticalidad, y fue en ese momento, que el cura Juan Eduardo Jotayan, le aplico nuevamente un “sillazo” en su cabeza, lo que ocasionó que el ladrón cayera.

El Padre, rápidamente fue hasta su habitación para buscar un rifle que heredó de su hermano fallecido, pero no para cometer un crimen, sino para amenazar al delincuente, dejándolo escapar. El “curita”, luego de este hecho digno y de película de Hollywood, radico la denuncia en la comisaría del barrio Grand Bourg, la policía está en busca del ladrón, y el padre fue asistido por los médicos ante la contusión de tantos golpes recibidos. Solo hubo daños materiales, pero con un héroe que cansado de tantos robos, decidió dejar la sotana por un momento y calzarse la capa de justiciero al mejor estilo de los superhéroes de Marvel.