Año tras año y en cada febrero, la Serenata a Cafayate despierta la ilusión de todo un pueblo que espera con ansias, el ascenso al escenario de la bodega encantada del Chaqueño Palavecino que, como es de costumbre, el artista devuelve con creces todo su repertorio al público que sin importar el sueño o cansancio tras una larga y extensa jornada festivalera de sábado, lo acompaña hasta ver los primeros claros de luz, reflejados en la silueta de esos maravillosos e imponentes cerros, donde todo el valle Calchaquí es testigo de un nuevo amanecer junto al zorzal chaco salteño.

El show del Chaqueño arrancó a las 5:30 de la madrugada del domingo, con “zamba mía”, y a partir de allí, desplegó todas sus canciones, infinidades de zambas, chacareras, chaqueñadas, cuecas, carnavalitos, un ballet folclórico y además, desfilaron un gran número de artistas, cantando y volcando el talento de cada uno de ellos a modo de mostrase junto a Oscar Esperanza, entre tantos invitados que subieron al escenario, los primeros en subir fueron sus sobrinos, Ana y Martín Palavecino, los integrantes de “Alma Chaqueña”, Dalmiro Cuellar, Daniel Cuevas, “Alma Carpera”, Mariana Cayón y un niño de los pagos de Coronel Juan Solá-Morillo, Mateo Bravo. 

El Chaqueño Palavecino cerró a toda orquesta a las 10:42 horas de la mañana, con su clásico enganchado; amor salvaje y la ley y la trampa, para de esta manera, concluir la cuadragésima novena edición de la Serenata a Cafayate, que volvió a vibrar con la vuelta del ídolo de multitudes, con más de 5 horas de espectáculo y renovando un pacto que tiene con el pueblo y que particularmente, es el único artista del país que suma horas y horas en un solo show y que en este 2023, cumplió sus 29 años ininterrumpidos, pisando el mítico escenario de la Bodega Encantada.