Aquel niño tímido que habló con Periódico El Expreso mientras acompañaba a su abuelo a vender maní en las canchitas de "alta tensión" en Villa Primavera, se convirtió en el primer GM en ajedrez que tiene Salta. Pablo Acosta, nacido el 25 de diciembre de 1999, vivía entonces en una humilde casita de barrio Asunción. Hoy, a los 25 años que cumplió en esta Navidad, ha consolidado su historia de talento precoz, con una vocación sostenida en el tiempo y un regreso con un objetivo claro: hacer crecer el ajedrez en su provincia.
DEPORTES25 de diciembre de 2025 Franco Giménez
-¿Cómo fue haber crecido con la pasión por el ajedrez, algo que quizás no era tan típico en la juventud?
-Aprendí a jugar al ajedrez a los 4 años. Me enseñó mi viejo. Me gustaba hacer fútbol y cosas que tengan que ver con la memorización: cartas, rompecabezas, etcétera. Pero era más amante del fútbol; de hecho, soy hincha de Boca. Jugaba con los pibes, volvía, iba a un club.
"El día que vino mi viejo con el tablero de ajedrez me marcó mucho. Me sentó y me dijo que era un juego. Empezamos a practicar y a mí me gustaba saber qué hacía cada pieza. Algo que también me gustaba mucho cuando era chico, y que hoy en día por ahí se pierde, es la imaginación".
Aunque el día que vino mi viejo con el tablero de ajedrez me marcó mucho. Me sentó y me dijo que era un juego. Empezamos a practicar y a mí me gustaba saber qué hacía cada pieza. Algo que también me gustaba mucho cuando era chico, y que hoy en día por ahí se pierde, es la imaginación. Uno cuando es chico tiene mucha imaginación para las cosas. Me gustaba imaginar mucho, analizar y calcular. Empecé a usar el juego en ese sentido: calcular, imaginarme en las posiciones, pensar cómo ganar una partida.
-¿Comenzaste a imaginar tus propias jugadas?
-Sí, y a pensar. Yo cuando era chico pensaba que era una guerra. Entonces pensaba que tenía qué hacer para ganarle al otro jugador.
"Creo que el ajedrez es eso: mucho estudio. No hay azar, es cálculo, pensamiento lógico, imaginación e intuición. Creo que a los chicos de hoy en día les hace falta eso: ejercitar la mente".
-¿Y cómo fue el comienzo competitivo?
-El primer nacional fue a los 6 años. Después de los 4, empecé a jugar torneos provinciales acá. Recuerdo mucho a la profesora Gloria Aliendro, que fue muy importante para el arranque, porque ella tenía una escuela, la Escuelita Provincial de Ajedrez, y ahí hacíamos torneos.
Cuando era chico me motivaba ganar una medalla, entonces jugaba, ganaba, perdía. Hasta que me puse a entrenar con mi papá y comenzamos a leer libros. Hoy en día se usa más la tecnología en el ajedrez, pero yo antes era de la vieja época, de los libros, de leer mucho. Una sección muy importante se llama 'Los rudimentos del ajedrez', de Roberto Grau, con eso arranqué. Estudiábamos varias horas.
Me acuerdo que salía de mi casa, iba a la escuela, comía algo, iba a fútbol, volvía y me ponía a estudiar ajedrez. Creo que el ajedrez es eso: mucho estudio. No hay azar, es cálculo, pensamiento lógico, imaginación e intuición. Creo que a los chicos de hoy en día les hace falta eso: ejercitar la mente.
-¿Cuál fue tu primer torneo importante?
-Arranqué con la profesora Gloria Aliendro. Después, un nacional en 2006, que fue mi primer nacional, en Santa Fe. Lo gané. Clasifiqué a un Sudamericano en Medellín en 2007 y después al Panamericano en 2008. Ahí fue como el ascenso.
El primer mundial al que viajé fue en Vietnam, a los 8 años. En dos años ya había metido un nacional, un sudamericano, un panamericano y un mundial.
-En ese momento, ¿te diste cuenta de todo lo que habías logrado?
-No, ja. Era muy chico. A mí me gustaba sentarme y jugar. Después llevar la bandera de Argentina, la de Salta, y decir 'bueno, gané', y ver a mis viejos contentos. Creo que cuando uno es chico le interesa más jugar y no tiene noción de lo que se logra. Fue un ascenso rápido y yo quería seguir con esto. Fue mi afirmación de seguir con el ajedrez.
- ¿Cuándo dejaste de verlo como un hobby y empezaste a tomarlo como una competencia?
-Desde chico. En la escuela, el fútbol no era tanto lo mío. La ventaja que daba el ajedrez era el viaje: viajar, competir. Me gustaba eso, hacer amigos, socializar. Después lo vi más competitivo cuando me enfrentaba a jugadores de otras provincias y otros países, y ya sentía bastante la derrota. Aprendía más de las derrotas que de las victorias. Si perdía, era sentarse a estudiar, repasar. Ya era como un trabajo, y me gustaba hacerlo.
-¿Cómo fue adaptarte a la competencia, la disfrutabas o la sufrías?
-Las dos cosas. Recuerdo que en 2013 había tenido un buen arranque, pero tuve que dejar un año y medio el ajedrez. Me fui a vivir a la casa de mi abuelo por problemas familiares con mi viejo. Vivía con mi abuelo y estaba totalmente retirado del ajedrez.
Me acuerdo que mi abuelo salía a vender maní y yo lo acompañaba. Incluso me hicieron una nota que recuerdo mucho. (NdR: Entrevista que fue portada de El Expreso Periódico) Yo sentía que con el ajedrez podía hacer algo, pero ya no estaba con mi viejo, que era el apoyo fuerte que tenía. Si bien jugaba por internet, no era lo mismo que competir. Recién a los 14 años fui a vivir a otra provincia y arranqué de nuevo con la motivación de volver a la competencia.
"Saqué el título de Maestro Internacional justo a los 14 años. De ahí no paré más. Viví en San Luis, después en Buenos Aires. Me fui unos meses a España para ver el campeonato europeo; es otro nivel. Jugué una Copa del Mundo en Azerbaiyán en 2023".
-¿Qué fue lo que te hizo decir 'quiero volver a competir'?
-Más que nada la presión de ver a mi mamá constantemente con trabajos y pensar que algo tenía que hacer yo también con mi vida. Más allá de la adversidad, quería hacer lo que me gustaba, que era el ajedrez.
Me di cuenta de eso y empecé a competir otra vez. Saqué el título de Maestro Internacional justo a los 14 años. De ahí no paré más. Viví en San Luis, después en Buenos Aires. Me fui unos meses a España para ver el campeonato europeo; es otro nivel. Jugué una Copa del Mundo en Azerbaiyán en 2023.
Hoy, con 25 años, veo que el tiempo pasó rápido. Lo que me importa ahora es darles esa motivación a los chicos, que no se pierdan como me pasó a mí. Gracias a Dios tuve a alguien que me ayudó, y eso quiero hacer acá: impulsar el ajedrez en Salta.
-¿Alguna vez pensaste que ibas a llegar a ser Gran Maestro?
-No. Yo sabía que iba a llegar, pero en su momento no lo sentí así. Ahora cuesta mucho. Es como recibirse de una carrera. Tenés altibajos, pero lo importante es ser constante. En toda disciplina hay que ser constante para obtener resultados.
"La idea es trabajar en conjunto con la Federación Salteña de Ajedrez, que es la institución madre. Lo importante es trabajar no solo en Capital, sino también en el interior. Estamos promoviendo actividades y torneos".
-¿Cuál es la idea para hacer crecer el ajedrez en la provincia?
-Como volví hace poco, la idea es trabajar en conjunto con la Federación Salteña de Ajedrez, que es la institución madre. Lo importante es trabajar no solo en Capital, sino también en el interior. Estamos promoviendo actividades y torneos. Hoy en día se está realizando el Mayor de Salta, con jugadores muy fuertes, los mejores de la provincia, y también jugadores del interior como Rosario de Lerma y La Merced. Todos entraron por clasificación, se lo ganaron.
-¿Cómo te preparás para un torneo?
-Siempre suelo entrenar tres horas diarias. Hoy en día sigue esa motivación, intentando mejorar más. Mi meta es llegar a ser el número uno de Argentina.
-¿Cuál es tu perspectiva sobre el ajedrez?
-Es una herramienta de inclusión muy importante. Hace poco leí una nota sobre un chico que anda en silla de ruedas y enseña ajedrez, tiene su escuelita y todo. Yo veo eso: la voluntad de enseñar lo que a uno le gusta. El ajedrez es un deporte más. Si bien es mental y no tanto físico, ayuda y es un bienestar para todos.
-¿Qué opinión tenés sobre Faustino Oro?
-La verdad que la rompió. La imaginación y el talento que tiene a esa edad es tremenda. Tener 2500 puntos, casi mi nivel, a los 12 años, es una comparación gigante. Cuando yo tenía esa edad no tenía ese nivel. Creo que es el futuro de Argentina. Le deseo siempre lo mejor. Es nuestro referente hoy en día.
-¿Qué te gustaría lograr en los próximos años?
-Ayudar a mejorar el ajedrez en Salta. Intentar ser el número uno del país, que es mi propósito competitivo. Después, estar cómodo con las cosas y vivir tranquilo.
La historia de Pablo Acosta no se explica solo en títulos, viajes o rankings. Se entiende en la constancia, en la capacidad de volver cuando todo parecía detenido y en la decisión de transformar una vocación personal en una herramienta colectiva. Hoy, el primer Gran Maestro salteño vuelve a mirar el tablero desde otro lugar: no solo como competidor, sino como referente. Con la misma imaginación que lo atrapó a los 4 años, Pablo piensa el futuro del ajedrez en Salta como un juego que se gana en equipo, con estudio, paciencia y oportunidades.
(NdR: aquella entrevista de 2013 se realizó por la inquietud del dirigente Luis María "Chori" Toconás para visibilizar la situación difícil de Pablo y la negativa de la Sec de Deportes de ayudarlo. Luego hubo gente que lo ayudó, a ellos muchas gracias)
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