“Tuvimos la chance de exponer ante la Ministra de Seguridad de la Nación, el humilde aporte que hacemos para luchar en contra de las adicciones, donde hubo testimonios de distintas madres que demostraron que a pesar de los operativos policiales, la venta de droga continua”, comenzó relatando. 

Luego, agregó que forma parte “de un movimiento que trata de aunar esfuerzos para luchar contra las adicciones por eso le planteé a la ministra, la preocupación por el alto índice de deserción escolar que tenemos por el consumo, y allí nos contó sobre el Servicio Cívico Militar en Valores, lo que nos parece un plan positivo ya que vemos deambular a niños y adolescentes por la causa del consumo y consideramos que no es la solución encarcelarlos, sino que merecen una mano de la sociedad y del Estado”.

“Se debe hacer un mea culpa desde la política, porque hay muchas intenciones, pero muy pocas acciones y vemos que no hay muchos recursos para este tipo de temas, y no hay un equipo interdisciplinario para abordar el consumo y mucho menos un plan preventivo”, denunció.

En primera persona, María Dolores Vedia contó que “soy del barrio Jaime Dávalos, donde comenzamos como un asentamiento y de a poco mejoramos nuestra calidad de vida, pero paralelamente vimos cómo avanzó el 'paco', porque los chicos se empezaron a desaparecer por días, y comenzaron a robar para conseguir dinero para comprar 'paco', por eso nos organizamos en esta lucha y decidimos poner el cuerpo”.

“Le planteamos a la ministra que, si un joven está vulnerado por el consumo de droga, sea internado de manera compulsiva, porque la persona que consume está enajenada y no quiere recibir ayuda, y por ende se autodestruye y hasta puede llegar al suicidio, por eso se necesita una internación urgente, porque no lo va a hacer de manera voluntaria, además de que las familias de los barrios optan por dejar a ese joven porque el Estado no tiene lugares de internación”, prosiguió. 

Comprometida con la causa, opinó que “no se trata de recluirlos en una prisión, sino que puedan crecer en un ámbito terapéutico para recuperar el sentido de su existencia, por eso no se pueden cerrar las comunidades para rehabilitación porque cuando hablo con chicos con problemas de consumo, me doy cuenta del nivel de adicción que genera el paco porque me dicen que quieren trabajar, pero cuando ven la droga, se olvidan de que tienen hijos y familia”.

“Necesitamos una ley específica de adicciones, porque la de salud mental está desbordada y no cubre todos los matices que tiene la problemática, y para eso tenemos que realizar un plan de lucha contra las adicciones, con políticas preventivas en los barrios”, pidió.