Análisis del 2024: Un año llamativo y contradictorio

Pero el dato central de la realidad indica que el sacrificio mayor lo hicieron los jubilados y los recursos humanos de los organismos nacionales. Aun así, el discurso político del oficialismo nacional al respecto no tiene correlatividad con los nombramientos y designaciones diarias que se advirtieron en el Boletín Oficial a lo largo del año que culmina.

En el orden macroeconómico quedó plasmado que la reasignación discrecional de recursos entre la Nación y las provincias sirvió para alcanzar el mentado equilibrio fiscal del país.

En el orden institucional, una exigua fuerza oficialista logró plasmar una novedosa forma de alcanzar sus objetivos parlamentarios, pero con claros sesgos acuerdistas con la llamada casta política.

La política solo puede vertebrarse a partir de los partidos políticos, por eso, de no tener partido, el presidente Milei avanzó en la creación y nacimiento de su partido político, pero, a su vez, en la faz agonal de la política, avanza implacablemente en la absorción del PRO y desguace de los dos partidos tradicionales de la Argentina, el Partido Justicialista y la Unión Cívica Radical.

Pero todo esto resulta paradójico con el presidente "topo" que vino a destruir el Estado nacional desde adentro…

Veremos el próximo año si hay madera en la incipiente y hasta precaria dirigencia libertaria para construir una nueva posición política en la Argentina con la consigna absurda de construir consensos para destruir al Estado.

En tanto, en el orden local, el gobernador Sáenz Stiro que transita su segundo mandato al frente de la provincia, ha demostrado que es un gestionador de fondos nato, sea quien fuere el presidente de turno.

Pero le cuesta conducir la administración provincial… lidera indudablemente pero no conduce o, en otros términos, muestra un estilo barroco de conducción al intentar conducir enfrentando los diversos sectores políticos que lo apoyan.

En el orden institucional, logró lo que sus gobernadores antecesores nunca pudieron, conquistar la mayoría agravada de las dos cámaras legislativas, 55 de 60 diputados y 22 de 23 senadores, más la totalidad de los 60 intendentes existentes. En el orden judicial, 7 de 9 ministros de la Corte de Justicia, y 3 de 3 del Ministerio Público provincial.

Y así y todo no quiere o no sabe cómo darle calidad institucional y democrática a la provincia de Salta porque al desguace de partidos políticos locales que propició el exgobernador Urtubey, el gobernador Sáenz lo profundiza con un unicato que él denomina provincialismo con el contrasentido que en el orden nacional acompaña la gestión del presidente Milei, junto a los libertarios locales y el senador nacional Romero; pero aquí en Salta, la fuerza libertaria resulta aciaga enemiga.

En conclusión, dos líderes políticos que en nombre de la prosperidad y calidad de vida de sus sociedades no trepidan en demoler los partidos políticos, uno, en nombre de la libertad y, el otro, en nombre del federalismo.

Pareciera que adquiere supremacía institucional una de sus magistrales ocurrencias del legendario y brillante legislador nacional radical mendocino, ya fallecido, Raúl Baglini, sobre la bautizada "cartera de demoliciones".

Se forja la sombría hora de líderes con expertise en "demoliciones democráticas".