Cargnello en San Cayetano: “Los empresarios y gobernantes deben incluir a través del trabajo”

“Todos estamos llamados a ser hijos de Dios, lo que nos hace responsables de los demás de esta tierra y de nuestra Patria en particular. Porque somos hijos, no podemos mirar para otro lado: tenemos el deber de descubrir que todos los demás son hermanos”, afirmó el arzobispo de la Iglesia Católica, Mario Antonio Cargnello, quien ofició la misa al finalizar la procesión en honor a San Cayetano.

Como cada año, miles de fieles, creyentes y apromesados en el patrono del “pan y del trabajo”, caminaron desde el Templete San Cayetano hasta la Plaza España, donde renovaron un año más de promesas, esperanzas y fé. La homilía del arzobispo no fue ajena a la situación que atraviesan miles de familias salteñas y argentinas, marcadas por el contexto económico y social, que para muchos, representa incertidumbre y desasosiego.

“El trabajo nos permite continuar la obra de nuestro Padre. Jesús decía: ‘mi Padre trabaja siempre y yo también trabajo’. Esa consigna, que aparece en el Evangelio de Juan, marca nuestra responsabilidad”, resaltó Cargnello, quien hizo hincapié en la “responsabilidad de nuestra sociedad de procurar organizarse de tal manera que permita que todo hombre y mujer y puedan encontrar en el trabajo el camino de su dignidad”. 

“Vivimos una época cada vez más difícil en orden a descubrir espacios, oportunidades de trabajo y eso nos compromete a nosotros a ser muy responsables en nuestro trabajo: Al que tiene una vocación empresarial, a ser muy responsable en la organización para poder dar trabajo a los demás; y a los que tienen el deber de gobernar las ciudades, las provincias, los pueblos, las naciones también a pensar una sociedad que no excluya. Y no hay otro camino de inclusión que no sea el trabajo”, afirmó el referente religioso.

Y advirtió: “Un hombre que no trabaja se va destruyendo a sí mismo. Una sociedad que no promueve al trabajador también es la sociedad que se va debilitando y tarde o temprano emerge una sociedad en conflicto, se desconocen entre sí sus miembros. Una sociedad que se va perdiendo sabor”.

Si bien reconoció que “el momento no es fácil”, celebró la fé del pueblo y resaltó: “Estoy convencido que muchos de los que están aquí vienen porque confían en quien es el patrono del trabajo” e insistió en la “responsabilidad del trabajo” y pidió para que “nadie quede excluido, para que nadie se sienta fuera de casa en nuestro país”. “Una manera de sentirse fuera de casa es cuando hemos perdido el sentido de que somos útiles para los demás por nuestro trabajo”, sentenció el arzobispo.