En medio de un escenario de tensión que tiene como centro a la Municipalidad de Salta, se conocieron a últimas horas dos renuncias. La primera, de la doctora María Frida Fonseca Lardies, quien se desempeñaba como Secretaria de Gobierno, y de la licenciada Adriana Cantarero, Jefa de Personal de la Municipalidad. Fonseca, que había sido elegida como concejal capitalina en el 2019, meses antes de que culminara su mandato el año pasado, fue convocada a integrar el ejecutivo de Bettina Romero.

 
Frida tuvo un rol importante en el gobierno, no sólo por sus años de experiencia en la política, sino también por su aporte a conciliar, negociar y resolver situaciones complicadas para Bettina, logrando que esta última no se expusiera en demasía. La muerte de Nahuel Vilte y el conflicto con los manteros, sumado al arduo proceso de reubicación; la relación con sindicatos y organizaciones sociales o con los propios concejales, con quienes la intendenta, durante el anterior mandato, tuvo múltiples entrecruces. El rol de Fonseca era conciliar en nombre de Romero. 

Sin embargo, Fonseca es parte orgánica del espacio político del gobernador Gustavo Sáenz y esto, en un clima que exacerba las diferencias políticas y de gestión en el municipio, culminó con su renuncia. Según pudo saber este medio, se agotó de las auditorias y cuestionamientos ideológicos de Daniel Nallar, secretario Legal y Técnico de la Municipalidad de Salta.