Monseñor sostuvo: "Queremos vivir este tiempo del milagro buscando el rostro del Padre. Escuchábamos en el evangelio que el Señor se compadece de su pueblo y lo alimenta, entra dentro del corazón y lo pone de pie, para hacerlo responsable de su propia vida y de los demás, para hacerlo su hijo, el que comparte su mesa y su corazón porque el Padre no habla y nos da el pan que alimenta el cuerpo y alma. El centro de la vida del cristiano es la eucaristía, en los momentos de la fundación del milagro, María está al pie del sagrario. También nosotros en estos días queremos vivir ese movimiento, dejarnos llamar por el señor y responder a su invitación".

"Rezando en nuestras casas, yendo a los templos de nuestros barrios, en la medida que podamos decirle si a los patrones, pero siempre buscando el rostro del Padre para descubrir nuestros propios rostros. Responder a esta propuesta del Señor que nos presenta en este domingo, es dejarnos educar por el Señor para ser responsable de los demás como lo fueron los apóstoles", agregó. 

"Confiamos en el llamado del Señor, buscaremos con él dónde podemos comprar pan para compartir. Buscaremos de él ese don para compartir. Vamos a celebrar el Milagro lleno de confianza porque la fuerza nos viene del Señor. Este año se nos propuso las siguientes intenciones: que San José interceda por el pan y el trabajo de las familias, el Papa Francisco nos habló de la alegría del amor en el matrimonio y en la familia, la figura de San José al lado de María y acompañando a Jesús, nos estimulará a convertirnos en discípulos de Jesús", señaló. 

"Queremos aprender el arte de la fraternidad, cultivando la amistad con todos, procurando descubrir que es ser ciudadanos del mundo, que los hermanos son gracia de Dios y es una tarea ser hermanos. Queremos pedir el fin de esta pandemia que hace ya larga la espera de un final pero tenemos que ser humildes porque no lo sabemos todo, la ciencia no lo sabe todo, ella anida en la inteligencia humana y somos limitados. Buscamos pero en el tiempo van quedando vidas, queda mucho dolor, gente que quedó mal de la enfermedad, temores, familias que siguen sufriendo. Queremos desde el amor nacido de la eucaristía, hacer nuestro el dolor de tanta gente y pedir al Señor que nos haga humilde de corazón para ser verdaderamente hermanos. Que nuestra ciudad, Provincia o Patria, demos un paso y más fuerza para contribuir a construir puentes en la vida social del país. El señor y su madre estarán más cerca de nosotros, pongamos en la mesa del altar, el corazón de cada uno. Comprometámonos a no dejar que caiga nada del pan que Jesús nos da. Que podamos superar la situación crítica y ojala podamos hacer la procesión", concluyó.