Bicentenario y Zorrilla, el lugar elegido por la intendenta para la publicidad. A su lado, Tonini.

La publicidad y las fotografías de color no alcanzan para tapar la triste realidad que presenta la ciudad de Salta. Tanto que ya es una contradicción llamarla "la linda". Y por la reacción de los conductores cada vez que se encuentran con un bache, tampoco provoca amor, por más corazones que se pinten en algunos lugares de la ciudad.

Nadie sabe por qué la intendenta Bettina Romero, no le puso a este gran problema el mismo énfasis y fondos que ha dedicado a las bicisendas que muy poca gente utiliza. Mucho menos en los estacionamientos para bicicletas que innegablemente obstruyen el tránsito. Lo cierto es que los pocos días de lluvia, alcanzaron para desnudara un estado que no aparece en la publicidad, y ante los cuales la intendenta Romero no se anima a tomarse fotografías para difundir en redes sociales. Igual, la realidad es innegable.

Un ciudadano se prestó para mostrar la profundidad del bache. Terrible.

Tampoco apareció el locuaz Aroldo Tonini para ponerse a full a trabajar aunque más no sea a rellenar estos augujeros.

Es cierto que por la conformación del piso, las calles de la ciudad han tenido en los baches su karma, pero hace rato que no se mostraba en semejante estado de abandono. Algunos con carteles y señalizaciones que parecen una burla para los salteños. El estilo político de la intendenta, sus decisiones junto a colaboradores que se destacan por la obsecuencia, hacen pensar que para muchos ha sido un error optar por "lo nuevo" en la política, por la juventud inexperta, quizás con buenas intenciones, pero sin el conocimiento para hacerlo ni la capacidad para escuchar a los que saben. Invertir en bicisendas que se han convertido en un estorbo para los ciudadanos, antes que arreglar o mantener las calles, no habría sido discusión para quienes conocen la realidad de la ciudad. La intendenta, por decisión de su padre, el senador Romero, ha aceptado incluir funcionarios con experiencia, que han trabajado desde el primer gobierno del padre. La incógnita es si sabrá escuchar o seguirá conduciendo la ciudad desde una realidad virtual. Salta nunca se ha vista tan mal como ahora, desde los tiempos de Víctor Abelardo Montoya. (O.B.)

Evidentemente, más que una balada para un loco, las calles se han convertido en una verdadera trampa para los salteños, para sus vehículos, para muchos herramientas de trabajo que ven dañadas por los golpes de los baches.