Pocos antes de que terminara el terrible año 2020, la intendenta de la Ciudad de Salta decidió lanzarse de lleno a la campaña política en busca de votos para las próximas elecciones legislativas: mayor aparición por los barrios, fotos con sonrisas perennes y exageradas, si es con chicos pobres o ancianos, mejor; y promesas de obras a futuro. Eso sí, nadie debe preguntarle por qué no las hizos durante el 2020 aunque sea mínimamente y a pesar de la cuarentena. El plan también incluye la distribución estratégica de funcionarios por otros barrios entregando alimentos y mostrándose preocupados por las dificultades que viven los vecinos, como si recién hubieran arribado a la ciudad. En concreto, son solo gestos políticosque si salen bien se publican en las redes sociales así ayuda a imponer una imagen bucólica de la intendenta.

Este martes, en horas de la tarde la intendenta eligió Villa Mónica para ir de visita y dialogar con los vecinos. Antes, lo habían hecho unos funcionarios para “tantear” el terreno porque a ella no le gusta que la contradigan ni la molesten con preguntas incómodas.

Todo iba bien hasta que unos vecinos, de un total de 30 invitados, comenzaron a preguntar por qué no se hacían las obras prometidas para el barrio como los arreglos de calles y pavimento, enhtre otras necesidades. Cuando esperaban una disculpas por culpa de la pandemia o algo parecido, la intendenta sorprendióretrocediendo el calendario seís años atrás para hablar de Miguel Isa o más cercado de Sáenz.

Dijo que le era difícil realizar obras porque Miguel Isa le había dejado una Municipalidad desvastada. “Nada de lo que hizo Isa sirve”, expresó, enfática, Bettina.  “Tampoco Sáenz aportó nada, no tengo un relevamiento de calles asfaltadas, ni de las que faltan asfaltar, así que me voy enterando de nuestros propios informes”, se excusó.

“Tampoco tenemos personal capacitado para realizar los trabajos, no tenemos vehículos, Sáenz no dejó un municipio desorganizado, así que yo voy haciendo lo que puedo. Vamos a necesitar más tiempo del que pensábamos para ordenar el municipio”, afirmó.

Una vecina, que al parecer tiene conocimiento del manejo municipal, le señaló que existe un programa denominado SIGA en donde figuran las obras solicitadas o que hacen falta, y lo que ha ido haciendo. “Eso está desde la gestión de Miguel Isa, yo lo sé porque trabajé en esa gestión”, le dijo la mujer. Pero Bettina  se lo negó: “No hay nada de eso, no es verdad”, retrucó autoritaria. La intendenta había perdido la sonrisa con la que llegó, y la mujer bajó optó por un respetuoso silencio.

La intendenta siguió con sus argumento, hablando de una ciudad a futuro pero que nada tiene que ver con la actual, que padecen los vecinos, ciudad de asfaltos agrietados, con tremendos pozos que hacen que cientos de calles sean intransitables, cuando no una verdadera tortura para los vehículos.

-Se dedicó a criticar a Isa y hasta Sáenz, lo me llamó la atención porque ella llegó a la intendencia gracias a Sáenz, antes no había dicho nada. Es la primera vez que viene al barrio. No creo que haga nada.

-Yo que me acuerde en tiempos de Isa se pavimentó buena parte de Villa Mitre y con Sáenz creo que se terminó de hacer el canal del Tinkunaku, pero así son los políticos se echan la culpa entre ellos, y los vecinos seguimos esperando las obras y viviendo como se pueda.