Una vez más, la Plaza 9 de Julio volvió a ser testigo de las manifestaciones exigiendo justicia contra los femicidios en Salta. En la tarde de ayer, los familiares y amigos de Paola Tacacho, junto a organizaciones de DDHH, familiasres de otras víctimas y organizaciones políticas se movilizaron al cumplirse un mes del asesinato de la docente salteña en la provincia de Tucumán. 

La familia denuncia la responsabilidad directa de la justicia y los organismos del estado por no haber acudido a la protección de Paola, luego de que la jóven de 32 años había realizado 17 denuncias contra Mauricio Parada Pareja, un ex alumno, con un desequilibrio psiquiátrico que volvió la vida de Paola, un calvario. Con acoso y amenazas desde el año 2015, finalmente la asesinó de manera brutal el 30 de octubre de 2020 en medio de la calle.

La manifestación, con globos y carteles en recuerdo de Paola, recorrió las calles de la ciudad y finalizó nuevamente Plaza 9 de Julio con un breve acto en donde los presentes pudieron hacer uso de la palabra.

Ana Tacacho, hermana de Paola, leyó una carta en la que simulaba ser su hermana denunciando toda la desidia de la justicia. "Usted Juez Pisa, me quitó lo más preciado qué tiene un ser humano, que es la vida".

“Usted Juez Pisa me embarcó por su necedad, su inoperancia y su machismo, en un viaje sin retorno. A mis 32 años usted Juez Pisa me quitó mis sueños, mis planes, mis proyectos, quedando todo inconcluso. Por su desidia y su incompetencia decidió arrojarme al abismo. Cuántas veces acudí pidiendo que me escucharán que me creyeron, me ayudarán, me protegieran. Cuántas veces dije que mi vida estaba en peligro por un acosador desquiciado llamado Mauricio Parada Pareja que fue mi ex alumno en 2015. Pasé por el Ministerio Público de Tucumán, Poder Judicial, oficina de la mujer, policía de la violencia doméstica, comisarías y secretarías municipales de la mujer de violencia y Derechos Humanos. Nunca la respuesta fue positiva me sentí desoída, minimizada, denigrada y humillada, será por el hecho de ser mujer nunca me escucharon, no me creyeron, no me ayudaron”.

Sobre el final la carta dice: “Los que me sentenciaron a muerte desde el 2015, no pueden quedar impunes, hoy 30 de noviembre 2020, a un mes de mi desaparición física clamo por justicia por mí y por todas las mujeres víctimas de femicidios”.