"El Hincha de San Lorenzo" simplemente cerró sus ojos delante de su hermano Manuel y doña Rosa, su mamá. Se fue a descansar en paz después de luchar contra un cuadro irreversible. Vaya que le dio pelea, no fue fácil para toda su familia pero encontró algo de justicia cuando condenaron a los responsables de su agonía y luego un juez de menores le dio cuatro años de prisión efectiva a Mauro Cabral, el agresor que lo dejó cuadripléjico. 

Desde aquel maldito 29 de enero de 2014, José María cambió su vida para siempre. Lo que empezó con la alegría de ir a ver jugar al club de sus amores, terminó en una pelea de la que todos los participantes preferirían olvidar el resto de sus vidas. La justicia llegó cinco años después pero levemente, de todas formas era la pena prevista por las normas vigentes. 

Este mediodía, el hincha de San Lorenzo ya no mostró su leve sonrisa. Sus ojos se llenaron de lágrimas y emprendió el viaje eterno del que nadie puede escapar. Lamentablemente le tocó padecer la inamovilidad de su cuerpo por todos estos años pero siempre lúcido escuchaba cada palabra que su madre le pronunciaba junto a su hermano. Nada volverá a ser lo mismo sin José María. Fue un luchador de la vida que enseñó a no rendirse y pelear hasta el final aun con todas las dificultades.