Cientos de miles de manifestantes chilenos volvieron a ocupar los espacios públicos de la capital de Santiago y otras ciudades, para repudiar al gobierno de Sebastián Piñera. No sólo fue una parada pacífica sino que esta vez también incluyeron arte callejero y actividades deportivas, para demostrar que el pueblo chileno no es un pueblo ladrón ni golpista, sino gente que reclama por sus derechos, por lo que cree que le pertenece. Así, la tradicional Plaza Italia, lugar por excelencia de las manifestaciones políticas y sociales, y los parques Bustamante, Forestal, parte de la Alameda y Providencia, entre otros lugares, se convirtieron en improvisados escenarios de distintas manifestaciones artísticas: baile, canto, gimnasia artística, juegos; grupos de ciclistas y también motoqueros, y hasta de partidos de fútbol. Pero en todo momento, jamás la alegría y el disfrute hizo olvidar el reclamo de un pueblo herido por su propio gobierno, por su propia fuerza militar que sin miramientos atacó con todo, de manera salvaje, que ya contabilizan decenas de muertos y casi un centenar de heridos. 

Mientras tanto, el presidente Piñera, ahora sí, sigue dando respuestas que antes jamás quiso otorgar. Y hasta pidió perdón, pero las manifestaciones del descontento popular continúan. Una vez más como lo fue en la llamada Primavera de Oriente, las redes sociales han sido fundamentales para mostrar lo que el gobierno pretendió esconder y los medios tradicionales no se animaron a mostrar.  Por ejemplo, el video que se publica aquí en donde un joven totalmente indefenso es baleado en una de sus piernas por un carabinero, y luego golpeado y maniatado.

Es que Piñera, dueño del poder político, despertó el monstruo del pasado, de los ‘70, al buscar una solución militar y bélica a problemas que requerían de la atención de la política. Piñera ha retrocedido 30 años en la vida institucional de Chile. Y tiene argumentos, fantasmas, pero argumentos al fin: actitudes golpistas fomentadas por Maduro, o por Cuba, o como dijo la primera dama, “invasión de alienígenas”, sin que nadie se ponga colorado de vergüenza. Y en el medio aparece la ministra argentina Patricia Bullrich para aportar lo que muchos argentinos repudian, una visión sesgada y malintencionada de los hechos.

Se ha cumplido el sexto día de toque de queda, y el pueblo chileno sigue firme, ahora demostrando que los tiempos han cambiado también esa extensa franja del Pacífico. Por eso a cada movimiento o paso de baile, volvía una y otra vez el grito de ¡Piñera, renuncia! ¡Piñera, renuncia! Es viernes y mientras el gobierno releva los daños, que el mismo gobierno provocó al intentar abusarse de los dineros de la gente, los choferes de colectivos anuncian paro, y los camioneros reclaman por el pago del TAG (tasa de peaje). El conflicto va por su séptimo día y no hay miras de solución.