Marina Klemensiewicz y Baltasar Saravia coronaron así una relación que comenzó cuando ella era  Secretaria de Infraestructura Urbana, cargo que ejerció desde el 2015 hasta el 2019, en tanto que el salteño fue ministro de Infraestructura, Tierra y Viviendas de la provincia. Antes, Saravia ocupó varios cargos en la gestión de Urtubey pero cuando estuvo en Infraestructura fue cuando conoció a Marina, y en los últimos días de la gestión, ya los  rumores hacían las delicias sobre algunos datillos de lo que era flamante relación amorosa que se coronó días atrás con la fastuosa fiesta realizada en la Bodega de Juan Manuel Urtubey, que fue preanunciada con el ir y venir de avionetas privadas y el gran movimiento de gente en el mencionado predio del exgobernador, que por lo visto no desperdició oportunidades durante su extensa gestión a cargo de la gobernación.

Avionetas, idas y venidas, histeria, gritos y preparativos para que todo salga de diez.

Con invitados que parecían llegar de otro planeta, nunca de un país al que muchos de los concurrentes a la fiesta, gustan de indicar como de una crisis terminal, un país inviable, o insisten con remarcar que hay un mundo mejor más allá de las fronteras.

Este matrimonio de "Marina y Balta" como postean sus amigos en las redes, viene a desmentir que el país está en crisis, que aquí también se pueden celebrar bodas de ensueño, en paisajes bucólicos, fruto del esfuerzo y la dedicación de un exgobernador de estas tierras. La ceremonia y los arreglos decorativos estuvo a cargo del experto arquitecto, decorador y escenógrafo  Javier Iturrioz más conocido como "el interiorista preferido de la elite porteña".