Durante la tarde noche de domingo, el Monseñor Mario Antonio Cargnello ofició la misa central en la Catedral Basílica de Salta, con motivo de ser la Fiesta de Pascua que conmemora, de acuerdo con los evangelios canónicos, la resurrección de Jesucristo al tercer día después de haber sido crucificado. 

Durante la Misa, el sacerdote expresó: "Siempre vivimos la experiencia del cansancio, del desaliento, y debemos renovar en nosotros la esperanza, porque el horizonte de nuestra vida a partir de la resurrección de Jesús, es la eternidad". 

Durante su reflexión alusiva a la fecha, habló de las personas tóxicas, "es decir aquellas personas que a su alrededor generan malestar: se quejan, se resienten, acortan la perspectiva", explayó. En ese sentido, aseguró: "Un cristiano está llamado a vencer la tentación de ser tóxico. Es alguien que cree en el poder del bien, en el triunfo de la vida y la siembra a su alrededor". "Hoy se nos pide a los cristianos el testimonio de esa alegría profunda que nace de la convicción de la Pascua, de la vida que vence a la muerte", expresó. 

"Por eso la iglesia vuelve cada domingo y especialmente hoy en la pascua, al sepulcro vacío, dirige su mirada hacia Jerusalén y va hacia el santo sepulcro, en el cual cristianos, sean católicos, ortodoxos, protestantes o de diferentes denominaciones cristianas, saben que encuentran la clave" manifestó durante la santa homilía. 

Por otro lado, explicó que "vivimos en una época cortoplacista, todo se diluye casi en el dia", y añadió: "Lo de ayer es viejo, se vive desde la ansiedad de la noticia y se termina vaciando el presente; en cambio el cristiano como sabe que su perspectiva no es cortoplacista, porque es la eternidad, puede asumir el presente con toda su densidad y hacer el bien ahí y tomar en serio lo que esta haciendo y tratar de hacerlo bien".  

Ademas exhortó a "ponerse al servicio y de hacer de la vida, una vida llena de sentido" ya que Jesús "también nos invita a nosotros a resucitar en este momento: a pasar del egoismo a la caridad, del orgullo a la humildad, del egoísmo cerrado al hacernos cargo de los demás. Nos hace capaces de fraternidad, de hacer como Jesús: es decir, de sanar, de llevar salud a los que nos rodean". 

Remarcó la historia de los discipulos, quienes superaron sus "mezquindades, pequeñeces y estupideces, porque el corazón se agranda y la vida se hace fecunda". 

Finalmente, sentenció: "En esta noche de la humanidad que significa la pandemia, con toda su carga de incertidumbre y temores, qué importante es recuperar nuestra confianza en el señor de la vida".