La ruidosa manifestación en vehículos, recorrió por distintos puntos de la ciudad, especialmente dio vueltas por las plazas principales, pasó por el Hospital San Vicente de Paúl, y también por cerca de la casa del intendente Pablo González, porque un retén policial impidió que llegara hasta el domicilio. No estuvo mal la policía, porque algunas personas estaban enardecidas. ¿Se puede esperar otra cosa de familias a las que se les está muriendo integrantes sin que encuentre una respuesta a la ausencia de atención en el hospital?

El viernes, luego de que el gobernador Gustavo Sáenz, haya asegurado en su recorrida por San Ramón de la Nueva Orán y Aguas Blancas, que el "sistema de salud pública" estaba para responder a las atenciones de pacienntes con covid, se vieron imágenes impresionantes de gente llorando al frente del hospital, mientras otros iban y venían con tubos de oxígenos, que personalmente se disponían a comprar la recargo porque "en el hospital nos dicen que no tienen oxígeno".

González fue gerente del hospital y hoy es intendente, su falta de respuesta clara, más cuidando su relación con el gobierno provincial con quienes lo votaron, le salió mal. La gente en la noche del sábado, además de insultos, le pidió la renuncia. González no lleva un año en el cargo, y por su mala política dilapidó la confianza que le habían depositado los oranenses en las elecciones de diciembre. Habrá que ver qué impacto genera en la política la manifestación del sábado.