Un día, la bala lloró y al otro, renunció

Sin embargo, y teniendo en cuenta la contundencia del rechazo a su figura, Espert se retiró de la disputa electoral fiel a su estilo irrespetuoso y bravucón. “No se dejen psicopatear. Las explicaciones que hagan falta serán dadas a su debido momento y en donde corresponda” , justificó su dimisión. “No se dejen psicopatear. Las explicaciones que hagan falta serán dadas a su debido momento y en donde corresponda”, justificó su dimisión. Escribió en X con su habitual soberbia, aunque humillada. 

"Por la Argentina, doy un paso al costado” ,dijo para agregar con bronca, a pesar que lo pinte de ciertoun estoicismo: En estas elecciones, el país tiene la oportunidad de dar vuelta la página de su triste historia. Esta es una operación claramente orquestada por un sistema que destruyó a la Argentina por décadas y sostenido por un despiadado juicio mediático hacia mi persona. El tiempo demostrará que no somos todos lo mismo” escribió en Twitter, a las 18.45 del domingo cinco de octubre. 

La diputada salteña Emilia Orozco apoyó también a Espert, pese a la acusación de recibir fondos del narcotráfico.

El ahora ex candidato, dijo adiós al proselitismo y la posibilidad de obtener una banca que le podía otorgar una cierta protección, a través de los fueros, ante un futuro que promete una complicada relación con el sistema penal. Espert publicó su carta en una red social, a tres semanas exactas de la fecha y la hora en que las urnas empiecen a abrirse y contar los votos que serán millones, seguramente, influidos por esta trama de vinculaciones con el narcotráfico; que una vez más demostró cómo facilitan los políticos, desde los más hondos discursos moralizantes, los financiamientos espurios para obtener el poder. 

Espert hizo posible esta crisis para el gobierno y sus candidatos, pero también para la democracia y el sistema de partidos. Fue aupado por el propio presidente, que se cerró hasta esta tarde, en la defensa de su amigo ultra, tan igual a él. Pero Espert todavía habitará en el Congreso y seguirá haciendo daño, mientras continúe en su banca y presidiendo la comisión de Presupuesto en la Cámara Baja. El hoy frustrado candidato es el síntoma de un sistema corrompido, que con la llegada de los libertarios al poder, no tan solo le dieron un toque bizarro, sino que incluyeron al insulto y la estigmatización como práctica política.

La renuncia de Espert es un alivio para el tiempo electoral pero seguirá pesando en el debe de un gobierno débil y sordo a los reclamos populares. Para colmo de sus males, solo separan tres semanas del pronunciamiento de la ciudadanía. Allí, ya no será una encuesta sino la voz de cada voto que estremecerá a la casta, que con los Milei y los Espert de la vida cívica de estos años, sigue su fiesta. Caiga quien caiga. Hable quien hable.