EL PROFE CÁSERES SE CONFIESA...

La idea era habla de su nuevo libro, pero la charla sobre Belgrano derivó en análisis político del país y la región, como una derivación de aquellas internas en los años patrios. Además, Cáseres repasó su vida, y en el recuerdo se le escaparon unas lágrimas. Como siempre, interesante para leer.

SALTA 24 de febrero de 2018 Raúl Almendares
Cáseres y su libro sobre Belgrano (13)
Carlos Grecia, el Profe Cáseres y Ricky Maravilla, el día de la presentación del libro. Belgrano, el magnífico desobediente de la Patria, se llama el nuevo trabajo de Cáseres que ya está en las librerías.

MIGUEL ÁNGEL CÁSERES, HISTORIADOR.

“Belgrano era

una piedra en el

zapato de muchos”

“Es un trabajo sobre la vida de un hombre con una fuerte personalidad en su toma de decisiones”, dice el historiador Miguel Ángel Caseres acerca de “Belgrano, el magnífico desobediente de la Patria”, su más reciente libro que presentó el pasado domingo en el marco de los actos recordatorios de la llegada del prócer a la Casona de Castañares momentos previos a la Batalla de Salta. Y Cáseres da un ejemplo para sostener el título: “una de las primeras desobediencias fue que su padre un hombre de buena posición económica y funcionario de la corona, lo manda a estudiar economía en Salamanca pero él decide estudiar abogacía en Valladolid. Hoy, puede parecer una nimiedad pero en esos tiempos el paternalismo era muy férreo”, sintetiza Cáseres a El Expreso.  Entre otras “desobediencias” desconocidas cita el momento en el cual fue enviado con doscientos hombres a aplacar el movimiento “insurreccional” en el Paraguay, contrario a la Revolución de Mayo. En el interín, Belgrano redactó un reglamento que entre otras cosas decidía el reparto de tierras y daba participación en las decisiones políticas a los pueblos originarios. “¡Un hecho revolucionario!”, subraya Cáseres. Las leyes de indias vigentes antes de la revolución decían que todas las decisiones políticas estaban reservadas para los españoles, los criollos solo podían ejercer el comercio, pero al resto no tenían derechos. “Cuando en Buenos Aires se enteraron, dejaron sin efecto ese reglamento, para el colmo llega derrotado ya que se encontró ante una pueblada de los paraguayos dispuestos a defender su autonomía. Ante este fracaso lo quieren enjuiciar y fue el primer contratiempo del estadista con la estructura súper burocrática del poder”, señala.

-¿Los próceres no siempre podían imponer sus ideas?

-No, en la historia edulcorada de Mitre parecería que todos querían a los próceres pero sin embargo los traicionaron, es como decir que todos amaron a Ragone pero su cuerpo no apareció jamás. Los antiragonistas que yo conocí, no me contaron ni lo leí, le hicieron las mil y una, ahora se dicen amigos pero son los que no lo dejaron gobernar. Lo mismo le pasó a San Martin, Güemes y Belgrano porque fueron quienes encontraron la “tercera posición”, ni con España, ni con Inglaterra. En ellos, haciendo camino al andar emerge un patriotismo, el compromiso político que genera un proyecto de independencia y soberanía política, querían la formación soberana de los Estados Unidos de Sudamérica. Belgrano era una piedra en el zapato, al izar bandera el 13 de febrero de 1813 genera que el Estado sin haber declarado su independencia ya es soberano.

-¿Por qué les van a contramano si es tan conveniente?

-Porque hay dos proyectos, uno de liberación y otro de dependencia, así de claro. Mariano Moreno es asesinado en altamar frente al proyecto de Saavedra, conservador, el pactador, negociador, del contubernio, que no es pero que parece, y eso sigue vigente. En el Congreso de Tucumán nos declaramos libre, pero resulta que nunca fuimos independientes, ni soberanos, todavía tenemos invadida Malvinas y gran parte del país en manos extranjeras. Hoy la globalizacion volvió a hegemonizar los sistemas de poder, no hay ninguna posibilidad de liberación para los pueblos dependientes sino están contenidos en una visión continental. No podemos lograr todavía un país federal porque el status quo hace que hayan privilegios que no quieren perder, al contrario quieren tener más, no existe una unidad para la acción, un espíritu revolucionario, aquel de la conducción política que movilizaba a los pueblos, eso que Dávalos describe como “la tierra en armas”. El proyecto liberador estuvo escrito pero alguien borró las tareas, por lo tanto nos es imposible hacer los deberes.

-¿Perón  también deja un proyecto liberador inconcluso?

-Perón revitaliza, vuelve a poner sobre el escenario el proyecto de liberador pero no le alcanza. Hace muchas cosas desde el punto de vista político sancionando la Constitución del 49 pero apenas lo voltean la anulan con un decreto del gobierno de facto y caen todas las reivindicaciones. Sí, es un proyecto inconcluso porque siempre jugaron un rol importante las oligarquías nacionales que no están dispuestas a perder derechos, como la oligarquía salteña que mató a Güemes, se apoderó del cadáver y lo llevan como bandera a la derrota. Ahora las  corporaciones juegan un rol muy alto en los espacios financieros, mientras que el pueblo tiene una educación dependendista, todavía hay factores muy complejos que nos obligan a dar un paso para adelante y dos para atrás. No entendieron a los padres fundadores, el trípode nacional paradigmático que conformaron San Martin, Güemes y Belgrano.

-¿Por qué Belgrano en tercer lugar?

-Porque cometió un error, lamentablemente cede antes las presiones del Director Supremo Pueyrredón y lleva al Ejercito del Norte a entrometerse en la guerra civil, rompe el precepto sanmartiniano que dice, “nuestro Ejército es liberador y el sable de los libertadores no se manchará con sangre de hermanos” porque tenemos un proyecto pro independista. En tanto, Güemes murió diciendo “morir por la patria es gloria”, no lo vencieron con sobornos, órdenes, ni nada.

-¿Ni vencedores ni vencidos es una frase débil?

-No, desde el punto de vista axiológico es un triunfo, porque hay que tener mucha altura para sostenerla. Imagino que los próceres como todos los seres humanos debieron cometer algún error, alguna vez habrán buscado un árbol en la soledad para sentir por sus hijos y esposas que estaban lejos, para lamentar las traiciones, las deslealtades de sus compatriotas, pero fueron seres que miraban más allá, eran estadistas, estaban proyectando el tiempo venidero. Por eso es valioso que Belgrano nos dejara una bandera porque si hubiese sido por Rivadavia hubiéramos adoptado la bandera inglesa, y con  Domingo Sarmiento tendríamos la bandera norteamericana.

-¿Está de acuerdo con el llamado revisionismo histórico?.

-Estoy de acuerdo con que la ciencia es dinámica todo es factible de revisión, en el camino uno va cambiando.  Por ejemplo, yo también caí en lo aparente investigando sobre Juana Figueroa, se decía que fue muerta en el Puente Blanco y todos creímos que estaba en Pedro Pardo e Irigoyen. En realidad, cometí un error, después lo hice público, en realidad estaba en la Irigoyen y San Martin. No tenía el documento que recién conseguí estudiando las ubicaciones de los puentes, mientras que yo había recalado en una versión oral, porque la historia no es suficiente decir que alguien me lo contó y que esa persona está muerta, sin contar con la documentación se puede caer en el chusmerío.

-¿En esa búsqueda de la verdad el historiador se gana enemigos?

-Por supuesto, la historia fue falsificada, desvirtuada premeditadamente, todo perfectamente organizado. Cuando se tocan intereses se deberían ganar adversarios pero se termina ganando enemigos, muchos muy arteros, respaldados porque son “hijos de”.  En el resto del mundo tal vez sea igual o peor, todavía sigue vigente lo que decía José Hernández en el Martin Fierro algunos siempre tienen palenque donde rascarse.

-¿La UNSa pudo revertir algo?

-Claro, es algo maravilloso, en Salta es el hecho más revolucionario del siglo XX. Con todas sus falencias, pero están las intenciones de abrir las puertas, de ser parte de la urdimbre social, aunque todavía se necesitan políticas. La historia dejó de ser potestad de un niño bien, las plumas estaban en manos enguantadas pero hoy en día un lustrabotas si hace un esfuerzo puede ser un profesional. “Mi” universidad le cambió la vida a muchos salteños, sin embargo todavía hay tipos que están hace quince años como alumnos crónicos, los que creen equivocadamente que es suficiente con tomar el colectivo y bajarse en la Universidad y así van a lograr todo. Tampoco hay que creer que el que tiene todo 10 es el que más sabe, conocí abanderados, y me pregunto dónde están, nada se sabe de ellos.

-¿Cómo responde a los ataques personales?

-No les respondo nada, no voy a estar perdiendo el tiempo, dicen que se golpea al árbol que da frutos. Tengo siete hijos, un compromiso social, libros sin publicar, invitaciones para disertar, creo que eso los pone picones. Pero si ellos son mejores no necesitan apuntarme porque deben tener luz propia, me gustaría más que ellos me iluminaran, aporten, me ayuden a enriquecerme intelectualmente.

-¿Les iniciaría acciones legales?

-Creo que voy a hacerlo. No me molesta que me digan que no tengo nivel, que soy “peronacho”, eso es un orgullo para mí, moriré siendo peronista. Tengo miedos, dolores, angustias como cualquiera, y tres secuestros por pensar, obrar y lo que dije. Tomé la decisión de no discutir nunca con “los hijos” ni de luchadores sociales ni de dictadores, porque todo padre es un referente queda en ellos tener un espíritu autocrítico.  Quiero discernir, debatir con mucha pasión y hasta aceptar que la otra parte tiene razón, pero no el agravio.

Cáseres menciona que las bibliotecas y los colegios que fundó testimonian su lucha social. “Tal vez fue poco, o estuvo mal hecho, pero fue mi pequeño aporte a la democracia”, sostiene.  Dice que sus hijos tendrían que odiar las bibliotecas porque a los primeros los privó en dedicarles más tiempo. ¡Que me pidan saber cómo gané mi plata!, desafía, y aclara que su trabajo en la Biblioteca Provincial lo consiguió a través de Ragone, allí se desempeñó por 44 años llegando a ser su director, recuerda por entonces todo su equipo de colaboradores fue cubierto por compañeros de trabajo y no por designación de cargos políticos, al mismo tiempo también ejerció la docencia. Reconoce que actualmente la Biblioteca Provincial cuenta con una buena infraestructura edilicia, “antes funcionaba en casas bonitas para hacer tertulias, pero no para el desafío del aprendizaje”.

Desandando nuevamente por sus tiempos de estudiante universitario recuerda con tristeza aquella vez que alguien puso en una pizarra un pedazo de corbata con la leyenda “se ha recibido el último mohicano”.  El hombre capaz de relatar con vehemencia cualquier pasaje de la historia no logra contar la suya, sus palabras se entrecortan. “Creían que era un renegado social porque no asistía a algunas reuniones festivas… pero si a mí me tronaban las tripas cómo me iba a sentar a tomar un café si había llegado caminando a la Universidad”, relata gestualizando, acongojado, tratando de describir aquellos difíciles momentos. Pide que no esperen ningún gesto de santidad de su parte, “exíjanme honestidad y buenas intenciones”, concluye con lágrimas sobre su rostro.

Raúl Almendares

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