Entre la indiferencia y el poder del gobernante

Javier “el chato” Yurquina era un empleado municipal que fue despedido, al igual que 350 trabajadores, cuando asumió el intendente Rubén Mendez. Desde ese momento comenzaron los reclamos junto a una organización de desocupados (UTD), que se encuentran apostados en la puerta de la municipalidad de Salvador Mazza, siguiendo con una medida de fuerza que comenzó hace más 50 días.
El caso de Yurquina fue conocido, apenas comenzó su huelga de hambre. Padre de cuatro hijos, les dio de comer hasta donde le alcanzó el bolsillo y después tuvo que dejar a sus pequeños bajo el cuidado de una vecina para continuar su lucha. Con el correr de los días, su fuerza y su cuerpo se fueron deteriorando. Casi dos meses estuvo en la misma situación de abandono total por parte del Estado, y finalmente pasó a mejor vida. La deshidratación y desnutrición lo llevaron directo a la tumba. O quizás, la indiferencia fue más dañina.
Los que estuvieron en el velorio cuentan que estaba en un precario cajón que pudieron conseguirle, no había coronas y uno de los presentes hizo una cruz de tela para que “el chato” tuviera una despedida cristiana. “A minutos de ser trasladado al cementerio municipal, el gobierno de Rubén Méndez, ni una flor hizo acercar al lugar del velatorio de quien en vida fue un ex empleado municipal. Al menos una simple corona debieron aportar para quien dio muchos años de su vida en la municipalidad”, contó un amigo.
La historia de Yurquina viene a sumarse a un entramado de situaciones polémicas que tiene como protagonista al jefe comunal de Salvador Mazza. Sucede que varios empleados municipales siguen reclamando por el pago de haberes. En las paritarias firmadas a principio de año, el intendente Rubén Méndez se comprometía a pagar los sueldos del 1 al 10 de cada mes, pero ya pasaron los días, cinco de medidas de fuerza, y ningún sueldo pagado.
A lo anterior se suman episodios de violencia, periodistas censurados, un pedido de intervención y un Concejo Deliberante que aparentemente, no puede tocar al intendente Rubén Méndez. Si la muerte de Yurquina no es un trágico llamado de atención, ¿qué están esperando las autoridades?